La música es una de las manifestaciones más excepcionales del individuo ya que consigue propalar de modo instantáneo enigmáticas y dispares emociones, siendo de vital importancia para la existencia pues nos permite expresar sentimientos disonantes muy profundos: temores, recelos, asombro, gozo, júbilo, entusiasmo€ Parte de lo que nos hace más humanos es la música.

Estos días, nuestros ediles viven enfrentados por partituras discordantes en otra fábula más, ésta más cercana a la ciudad de Hamelín, en la Baja Sajonia alemana. Recuerden, en 1284 esta villa se enfrentó a una plaga de ratas y ratones y un flautista -según uno de sus múltiples registros- prometió deshacerse de los roedores por medio de la música a cambio de un pago y así lo hizo. Después de su intervención, el pueblo renegó de su promesa y el auxiliador se convirtió en malhechor.

En la Comisión de Sostenibilidad Medioambiental celebrada esta semana, los representantes del PP y Ciudadanos votaron en contra a una moción del PSOE donde se urgía a esta área ampliar los tratamientos de desratización anuales «que permitan avanzar en una mayor efectividad incidiendo en la desaparición de los roedores de nuestra calles».

Esta negativa ha provocado la indignación del grupo socialista -y de muchos malagueños afectados- quienes la califican de vergonzosa e insensible ante una demanda ciudadana generada por la inquietud que supone la proliferación de estos torvos animales; hay que apuntar la falta de técnicos en este tipo de actuaciones, tan sólo cuatro, generando una mayor preocupación. Deseamos, hoy día de Santa Cecilia, hagan sonar la flauta y solventen este perjuicio deslustrador de esta ciudad encantada.