Podemos cambiar el nombre, pero esto es una cárcel», venía a decir ayer una de los 8 ó 9 personas que se acercaron a las puertas de la aún no inaugurada cárcel de Archidona. Eran familiares de algunos de los centenares de inmigrantes internados en esas instalaciones. Efectivamente, le podríamos poner el nombre de CIE (Centro de Internamiento de Extranjeros) pero también sería una cárcel.

Puertas al Mar

Cogerse las palabras (por no decir otra cosa) con papel de fumar es algo que gusta a lo políticamente correcto. Y muy útil para la confrontación partidista. La inmigración es el fenómeno que caracteriza nuestro tiempo, pero no parecen entenderlo así quienes gobiernan este tiempo nuestro. La paradoja es sangrante, personas que no son delincuentes son, sin embargo, ilegales. Pero el asunto no es fácil. Una parte del mundo sufre injusticia y pobreza. Otra crece insostenible y come hasta convertir la obesidad en uno de los males de nuestro siglo. La globalización no ha terminado con esta diferencia, pero ha inundado de pantallas que llevan el espectáculo mediático del primer mundo al otro. La desesperanza en origen y la tentación en destino son gasolina súper para el lucrativo oficio de las mafias que organizan la desarrapada diáspora. Así que el reto se resume, ante la impotencia de ponerle puertas a ese mar creciente y mientras no se actúe con voluntad y acierto en los puntos de partida, en tratar como a seres humanos a quienes logran llegar y al mismo tiempo legalizar de una forma u otra su situación para que no naufrague, también, el principio de seguridad jurídica.

Zombis administrativos

En marzo pasado había 4,9 millones de extranjeros con tarjeta o certificado de residencia en vigor viviendo en España, según el Observatorio Permanente de la Inmigración. Desde los años de 1980 España se fue convirtiendo en el país que queríamos ser, y por tanto en un destino para quienes querían buscar las oportunidades que España ya ofrecía, como antes las ofrecían otros países europeos más desarrollados que nosotros. Son nuevos españoles. Pero otros muchos no tienen papeles, no los recoge el INE y vagan como zombis administrativos y sin apenas oportunidades de dejar de serlo (demostrar dos años de residencia y trabajo consolidado aceptablemente acreditado aun sin contrato). Ante un reto como ése que requiere de consenso y de razones de estado, en nuestro caso de ámbito europeo, no valen mamoneos partidistas fácilmente detectables ni hipocresías semánticas.

Marmotas e ignorantes

Hay asuntos con los que no se debe jugar a la política aprovechando la ignorancia de ciudadanos que resultan fácilmente manipulables o a los marmotas que sabes que se mantendrán pase lo que pase alineados a tus filas, las que sean (cuánto daño hace a los que intentan regenerar desde dentro los partidos el sólido suelo que ofrecen esos fieles inquebrantables) La inmigración es uno de esos asuntos que no admiten manoseos. Como también lo son la Educación, la Sanidad o la Justicia. Y no en sus matices variables sino en sus fundamentos. Esos que las convierten en universales e iguales en su aplicación a los ciudadanos y evitan agravios comparativos que favorezcan a quienes más tienen respecto a los que sólo podrían llegar a ser más. Y hoy, que es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, nos conviene recordar a todos que otro de esos asuntos de estado es ése.

Ni una mujer menos

Yo no sé cuántas fotos van ya, por ejemplo, con los representantes de la corporación municipal en las escalinatas del Ayuntamiento de Málaga en señal de luto y protesta cada vez que hay una mujer asesinada en España. Y no es que me resulte agotador, sino todo lo contrario, por lo doloroso y negativo me resulta alucinante que esto nos siga pasando con semejante virulencia. Por eso, con absoluta humildad, pero sin miedo a incorrección política alguna, como ciudadano que analiza la realidad y que se siente concernido por algo que grita con su dolorosa estadística la dimensión del problema, vuelvo a insistir en que algo no estamos haciendo bien o no se está haciendo o podríamos hacer mejor.

Educación sentimental

Si, para colmo, según alertan algunos indicadores de prestigio, los jóvenes reproducen en un porcentaje preocupante los roles de dominación establecidos en la vieja educación machista, ni están funcionando las familias ni las campañas de género ni tampoco la escuela con una adecuada educación sentimental. Esta «asignatura», a propósito, está pendiente todavía en la ciudadanía actual, lo que se puede comprobar en demasiadas de las innecesariamente conflictivas separaciones de pareja que se dan en nuestro país. También habría que tener cuidado, atención, en que la violenta lacra que se ceba en las mujeres no influya en la normal aplicación del derecho de Familia cuando no hay maltrato. Queda mucho trabajo por hacer… Porque hoy es sábado