La Fundación Ciedes proclama como gran conclusión que la Málaga de 2020 pasa por llevar el modelo del Centro a los barrios. Ahora lo ideal sería saber cuál es el modelo del Centro. Hay calles con muchas mesas, calles con pocas mesas, guiris, turistas, franquicias, un señor que hace de mimo, paseantes, cruceristas, almendreros, personajes, limpiabotas, loteros, una gran plazuela y la calle Larios. No nos olvidemos de la catedral. A lo mejor el modelo es erigir catedrales en todos los barrios. La pregunta sería si con una torre, como es el modelo de la del Centro, o enteras en toda su enteridad enterita. Le da a uno que a los barrios lo que hay que hacerles es aceras anchas, limpieza frecuentísima, parques para los pequeños, buenas conexiones, decente, funcional y rápido transporte público, etc. etc.

A no ser que seamos capaces de convencer a los rusos del Museo Ruso o a los franceses del Pompidou de que establezcan más sedes. Sedes en El Palo, en El Torcal, en la Cruz de Humilladero y en Las Pirámides. Sin olvidarnos de Haza del Carpintero, lugar que más que un museo necesitaría que un ayuntamiento se ocupara de él. Uno cualquiera, ya que el suyo no le hace mucho caso.

Lo que no sabe uno es como no hay barrios que pidan la independencia. Qué se yo, a lo mejor a Bailén Miraflores le hacían más caso en Cádiz o a Puerta Blanca en Madrid. A lo mejor nosotros le hacíamos más caso a Vallecas o a Pedralbes que a Cortijo de Mazas. No sé. Es por dar ideas. Los barrios necesitan polideportivos y descongestión, carriles bici, saneamiento, o sea, acciones encaminadas a mejorar la calidad de vida, por decirlo de una manera cursi. A mi me mejora mucho la calidad de vida que un metro y un autobús pase por la puerta de mi casa y me lleve en un periquete al Centro. Y ya una vez en el Centro, en el salón de la ciudad, me mejora la vida bastante ir a la catedral, a un museo, a la Casa de Guardia a tomar un vino o a la plaza de la Constitución a ver las reproducciones de portadas de periódicos malagueños que hay en el suelo, cerca del Café Central. También me mejora el nivel y la calidad de vida que mi barrio, en cuanto a precios, siga siendo mi barrio y no el Centro, donde te tomas un café a precio de rico que compensas pagando un café a precio de pobre ya cuando vuelves a tu barrio. Las ciudades han de ser policéntricas, pero luego va el médico de prestigio, el circunspecto notario o el próspero comerciante y establecen sus despachos en el centro.

Hay barrios donde se puede vivir muy bien sin salir de ellos. Málaga funciona y es un caso de éxito. Pero no tenemos que enredarnos mucho sin que sea incompatible con ello la planificación, o sea, hacer planes. No dejarlo todo al albur del mercado, que es cruel, aunque sí debemos estimular la iniciativa privada y el emprendimiento, fuente de riqueza y empleo y también de restaurantes con comida para guiris.