Agradecimiento de un profesor

Estimado lector: quiero exponerte, en primer término, mi gratitud a todas las personas, peñas y entidades sociales, particularmente a La Opinión de Málaga, el apoyo que han prestado a la solicitud de una calle, plaza, jardín...con el nombre cariñoso y arraigado en el barrio de El Palo de Carmencita, ‘la comadrona’. Gracias a D. Alfonso Vázquez, que publicó varios escritos y un magnífico reportaje sobre mi hermana. Doy las gracias, de una manera muy especial a D. Luis Caparrós Albarracín, de quien partió la idea, que inició la recogida de firmas, el primero que puso su alma al servicio de este proyecto: materializar con el nombre de una calle la merecida memoria de su cuñada Carmen.

Cambiando de tema, también deseo expresar mi gratitud a un grupo de antiguos alumnos del ICET, que con un cariño que me conmovió vivamente, me rindieron homenaje. Almuerzo delicioso -pescaíto frito- y regalo de una placa conmemorativa donde me muestran su afecto y gratitud. Tengo unos antiguos alumnos que me llenan de orgullo por su profunda humanidad, su preparación profesional y por su entrega total a sus deberes familiares y sociales. Y aprovecho estas líneas para pedir perdón a todos aquellos que, de forma inconsciente, pude hacerles daño. Sé que su generosidad sin límites me lo otorgarán. No pude olvidar a Juani Andreu Panigua, antiguo alumno del ICET y mío, que murió ahogado el 9 de julio de 1981, tratando de salvar a una niña en las playas del Deo. Su ‘reflejo’ evangélico sigue siendo para mí un ejemplo de lo que debe ser el amor al prójimo. Juani y el padre de la niña se ahogaron; la niña pudo ser salvada por Francisco Moreno García (el ‘Moro’), otro héroe. Como resultaría imposible y prolijo nombrar a todos, doy mis más efusivas gracias a D. Juan Padilla Rubiño, organizador del homenaje.

Y ¿cómo omitir el dar gracias a Dios, si he recibido el maravilloso regalo de una mujer maravillosa? El 8 de septiembre, festividad de la Virgen de la Victoria, celebramos las bodas de oro de nuestro matrimonio. Considero que todo lo escrito en este artículo-carta puede resumirse en una palabra que me complace repetir: ¡Gracias!, ¡gracias!, ¡gracias!

Pedro E. Medina GuerreroMálaga