«El agua se conoce por la sed» (Emily Dickinson). O sea, todo lo que sabemos es por su contraste. ¿Requerirá la ternura más sublime del contraste con la dureza más brutal, para revelarnos toda su hondura sin caer en la sensiblería? Sería ésta, tal vez, una de las claves de lectura de En realidad nunca estuviste aquí, la perturbada película de la escocesa Lynne Ramsay, protagonizada por un tremendo Joaquín Phoenix, que en apariencia encarnaría la violencia en estado puro. ¿O estará la brutalidad al servicio de ofrecer su contrario en sólo tres escenas, la del ´funeral´ en el agua, la de la muerte del sicario policía y la que pone fin al filme? Queda por ver si la Academia de Hollywood se atreverá con esta película maldita y difícil, dentro de unos meses: si logra no darle el de mejor actor a Joaquín Phoenix, lo tendrá más difícil para no conceder el Oscar a la mejor banda sonora.