Las denuncias de acoso sexual en el mundo del cine, el teatro y los medios tienen la apariencia de una ola, u oleada, y habrá quien piense que reúne también los rasgos miméticos de una moda. Error. Es ola, sí, o serie de olas, pero de una marea empujada por la fuerza de una mar de fondo. La mar de fondo es un raro fenómeno del que siempre se dan explicaciones insuficientes: puede manifestar su fuerza muy lejos de la zona en que se ha generado, y no suele hacerlo con la espectacularidad de la mar de viento, pero a veces basta meter los pies en el agua para sentirla. Esa es la mar que golpea los diques, muy sólidos aún, del estado de cosas patriarcal (del que el acoso, nadie se engañe tampoco en esto, es sólo un subproducto, o una de sus basuras cotidianas). La marea seguirá subiendo, y esa es la única verdadera revolución en marcha. Escribo esto bajo una formidable luna llena crecida.