Málaga, la primera en el peligro de la lencería. Sí, había hasta codazos. Un rato antes de la inauguración de Victoria's Secret en Málaga. Gente apostada haciendo cola a las 6.45. En tendencias, nadie puede decir que Málaga se esté quedando en bragas. En madrugones, tampoco. Luego dicen por el Norte que aquí lo que nos gusta es la siesta. Es el primer establecimiento en Andalucía de la cadena y uno de los pocos de España. Yeah.

Pero ya estamos con las discriminaciones. En Madrid, cuando inauguraron Victoria's Secret fueron modelos de gran belleza. Aquí nos han conformado con globos. Los globos ya me los compro yo en la Feria, hombre. No es que estuviera esperanzado en ver a Adriana Lima o a alguna de sus ángeles, pero caramba, como paso por ahí todos los días no me hubiera importado atisbar un rayo de insinuante sexy glamour que diera contraste al árbol navideño, al plomizo cielo y a la riadita de oficinistas que deambulan por la zona a mi hora. Algunos llevan una cara de no haber visto un picardías en su vida.

La prestigiosa firma de ropa interior ha abierto un establecimiento en la calle Larios, donde ya se proyecta un hotel de la cadena Vincci. Qué alegría si uno tuviera dinero. A partir de ahora, padres, hermanos, pareja, esposos de Málaga, ya no tenemos excusas para presentarnos el día del cumpleaños o aniversario con una cutre faja, un suspensorio, un camisón demodé, un jubón o una braga pantalón. Demos la bienvenida a la mercería sofisticada. En lo sucesivo, fetichistas y fantasiosos, tendentes a la adivinación en la introspección de qué llevará esta chica o esta chico puesto en sus interiores, han de ampliar la gama de fantasía incluyendo una nueva firma, una nueva posibilidad. Pero además de fantasía, la cadena creará puestos de trabajo y un ascenso en los niveles de alegría que proporciona el deporte de visionar escaparates. Ya no sólo hay que contemplar chaquetas, zapatos, joyas o souvenirs. La gama se amplía. Que nadie dude de que estamos ante un nuevo imán turístico. Que uno no sabe si clasificarlo en el apartado cultural, lúdico o incluso gastronómico, dada la extendida tendencia (yo lo sé por el cine) de la que no pocos amantes con urgencia están imbuidos: arrancar con los dientes el calzón o las braguitas de alguien cuando el deseo aturrulla y la ocasión viene propicia aunque breve en su duración. Una victoria para Málaga. Mucha suerte. Con picardía.