Solo me quedan un par de amigos cuyas casas tengan pasillo. El otro día me invitó a cenar uno de ellos y a los postres me disculpé para ir al baño, que se encontraba en el otro extremo de la vivienda. Sentí que estaba lleno de fantasmas porque ahí, en los pasillos, es donde viven los espíritus. Como cada vez hay menos pasillos, se van refugiando en los pocos que quedan, lo que provoca esta aglomeración. Al reincorporarme a la cena comenté la cuestión y todo el mundo estuvo de acuerdo en que debería recuperarse esta forma arquitectónica en desuso. En las casas modernas resulta imposible tropezar con el bisabuelo fallecido. Ahora bien, ¿por qué los muertos prefieren instalarse en el pasillo antes que cualquier otro espacio de los hogares?

Se lo he preguntado a Google, de quien no he recibido respuesta alguna. Sí había, en cambio, muchos testimonios de gente que frecuenta poco los pasillos por miedo a tropezar con alguna aparición. En todos, casi sin excepción, suceden cosas raras. El de la casa de mi infancia estaba lleno de sombras que entraban y salían de las paredes como la gente entra y sale del metro. No las teníamos miedo porque mi madre decía que era normal.

-Es normal, hijo, no te apures.

Yo, a media noche, me levantaba de la cama, entreabría la puerta del dormitorio, me asomaba al exterior y percibía una ligera corriente de aire en la que navegaban ánimas de distinta naturaleza. Nos las veía porque eran invisibles, pero me rozaban la cara y tenían el tacto de la gelatina. Me parecía anormal que aquello fuera normal, pero no decía nada porque los niños oyen, ven y callan y hablan cuando mean las gallinas. En mi casa, por cierto, hubo también una gallina que vivía mayormente en el pasillo y que nos comimos en Navidad. Desde entonces, se me aparece en todos los pasillos de todas las casas a las que acudo de visita. Cuando digo que «se me aparece» no significa que la vea.

Pero se me mete entre las piernas y me roza los tobillos. El otro día volví a «verla» en casa de mi amigo, pero no dije nada por no parecer excéntrico. Por cierto, que las gallinas no mean, de ahí que fuera un niño tan callado.