El maestro Carlos Rodríguez Braun decía hace unas semanas en Sevilla, en un acto organizado por el Club de los Viernes, liberales, que la venda de la Justicia no debe distinguir entre el príncipe y el débil, pero yo me pregunto ¿la diosa ve a través de la venda?, no ya por la pieza 25 de la infanta, que también, sino por todo lo demás. Solo la justicia es compatible con la igualdad, pero la igualdad ante la ley, distinta es la igualdad mediante la ley, que quiere hacer iguales a quienes no lo son y no se lo merecen, y en eso se empeñan los políticos, en una ingeniería antinatura. Viene esto a cuento de que el Grupo de Estados contra la Corrupción del Consejo de Europa (Greco) le da un rapapolvo a España porque no ha avanzado suficiente en las reformas que le plantearon, entre otras el sistema de designación del Consejo General del Poder Judicial; hoy, los veinte vocales que lo integran son votados en última instancia por el Congreso y el Senado, frente a la petición del Consejo de Europa de que al menos la mitad -yo diría que todos- sean elegidos directamente por los jueces, por aquello de la división de poderes, vamos, y así que los políticos no controlen también la alta judicatura. Montesquieu de nuevo, aunque Alfonso Guerra lo matara. Ortega diría que la mayoría obediente -servil, la llamaba él- de los diputados, «coro de sombras fieles y monosilábicas», es la que configura la justicia en España, por eso la diosa ve a través de la venda en las alturas. Y todo esto se comenta en la mesa de París-Tokio, quejándonos del ruido que intuimos en el establecimiento de enfrente, El Refectorium, aunque de excelente condumio. Después, de anochecida, nos vamos al Martín Carpena, donde se disfruta de un buen baloncesto Unicaja-Valencia, primero gana el equipo de Plaza en la liga Endesa, después pierde en la Euroliga con el mismo contrincante, qué de cosas. Y el EBG Farma Química Sur Junior comienza el año con la victoria en el torneo de Reyes de San Fernando para regalar juguetes a los niños más desfavorecidos, buen fin.

Ahora bien, la inocencia de Ciudadanos es pasmosa, exige que dimita la senadora Barreiros, del PP, investigada por la Púnica, para apoyar los Presupuestos. No sabe que Rajoy firma los pactos para no cumplirlos y no ha cumplido ni uno de los que le firmó al partido de Rivera para su investidura.

Pero la gran lección de los últimos meses es que la nación, los españoles, siempre van por delante de los partidos políticos, y sin que éstos les convoquen, con banderas en los balcones, con manifestaciones en la calle, imponentes, con Tabarnia… y aquellos llamando a la moderación, no se les escape el pueblo de las manos y tengamos que buscarnos otro trabajo.

Bueno, por fin encarcelado el maltratador Manuel Lebrón, que secuestró a sus dos hijos en Sevilla y encima hirió a tres policías. En la cárcel está mejor, flaco favor le ha hecho a los hombres que justamente luchan por la custodia compartida, como Juana Rivas le hizo otro favor a las mujeres que pelean por sus derechos.

Y después llega Adela Cortina y se cuela en la Academia con la palabra aporofobia -el miedo al pobre- que la incorpora a su versión digital del diccionario. Y me parece bien, porque ese miedo está ahí pero y el miedo al rico… ¡plutofobia! ¿Por qué creen que los nuevos bárbaros odian a Amancio Ortega?, pues porque se puso a trabajar a los 14 años y su ejemplo recuerda que con esfuerzo se llega lejos, y eso no conviene a la revolución.

Pero protestas la de Coín, barriada de Fuensanta, la noche del jueves, con dos muertos y varios heridos de etnia gitana, enfrentados dos clanes -los franceses y los mudos- con armas blancas y palos y coches ardiendo y la Guardia Civil por medio. Puerto Hurraco otra vez. Nada que ver con lo que decía Pedro Salinas:

Sí, te quiero,

no es porque te lo digo:

es porque me lo digo y me lo dicen.

El decírtelo a ti, ¡qué poco importa

a esa pura verdad que es en su fondo

quererte! Me lo digo

y es como un despertar de un no decirlo,

y como un nacer desnudo,

el decirlo yo solo, sin designio

de que lo sepa nadie, tú siquiera.

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