Un terreno minado es el de la contaminación de la obra de creación por la biografía de sus autores. Pero hay que pisarlo. No es exactamente el caso, de actualidad, de la censura editorial de los llamados "papeles antisemitas" de Celine pero sí, más genéricamente, el del estigma caído sobre la obra del autor de "Viaje al fin de la noche" por su colaboracionismo con los nazis (por el que fue condenado). En este tipo de reflexiones suele ser también llamado a escena Ezra Pound, devoto de Mussolini, y lo hago. Bien, el caso es que sin Celine y Ezra Pound no resulta fácil pensar cómo habría sido la literatura del Siglo XX. Se vendrían abajo tantas literaturas y movimientos nacidos de su sembrado, y perderían su nutriente creativo tantos grandes autores, que podría hablarse de devastación. Esto debería bastar para defender la autonomía (respecto de la moral) del hecho artístico.