El emprendedor es aquel que emprende una actividad tendente a alcanzar un objetivo previamente marcado, sea cual sea. No obstante, últimamente ligamos en concepto emprender, emprendedores o emprendimiento al ámbito de la economía y los negocios. En este caso, un emprendimiento es una iniciativa de un individuo que asume un riesgo económico o que invierte recursos con el objetivo de aprovechar una oportunidad que brinda el mercado.

Emprender es comenzar algo, efectivamente, y normalmente la actividad económica de comienzo va ligada a lo que conocemos como los autónomos. Ahora bien, no caigamos en el error de que emprendedor es sólo aquel que inicia su actividad, hay trabajadores autónomos, la mayoría, que emprenden a diario, que no por llevar años dedicados a la misma actividad dejan de luchar día a día con las vicisitudes del mercado.

Sin duda, el emprender crea empleo, ya sea por el inicio de una nueva actividad, autoempleo de quien antes no estaba en el mercado, como el mantenimiento del negocio ya iniciado del otro emprendedor que lleva años al frente de su negocio. Evitar la destrucción de autoempleo impide que el paro crezca.

Apoyar al emprendedor, al nuevo y al que lleva años levantando la persiana de su negocio, es obligado. Y en ese sentido la nueva Ley de Autónomos que recientemente entró en vigor constituye una apuesta tanto por los nuevos como por los viejos emprendedores. Es difícil que una norma dirigida a aquellos que tienen que pagar, por el autónomo evidentemente se paga, aglutine el beneplácito de las principales asociaciones a las que pertenecen sus destinatarios hasta sentirse equiparados al que trabaja por cuenta ajena. Era una demanda del colectivo que hasta ahora se sentía maltratado por el agravio comparativo que suponía cotizar como régimen de autónomos o el general cuando se trabaja para otro. Los niveles de protección eran distintos. Ya no lo son.

Pero aún así estamos perdiendo la oportunidad, como ocurre en otras comunidades autónomas, de completar la acción del gobierno de la nación con una ley de emprendimiento autonómica. En Andalucía se está tramitando en el parlamento sin ninguna medida que redunde en apoyar, no ya a los que llevan tiempo en eso de emprender, sino a los que empiezan. Favorecer el autoempleo conlleva medidas concretas dentro del ámbito competencial autonómico, ya sea en el tramo del IRPF o en impuestos cedidos que alivien las cargas iniciales de iniciar una actividad. Lo contrario es un manifiesto de intenciones tan adornado como estéril dentro del prolijo catalogo de leyes de postureo del Gobierno andaluz.