Estamos en febrero de 2018 pero las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina. Se celebrarán en junio del 19 y todos los partidos toman ya posiciones de cara a la cita, que será crucial para la ciudad por dos motivos: el primero, ver si De la Torre sigue encabezando la candidatura popular y el segundo, comprobar si la izquierda se une y asalta finalmente la alcaldía de la sexta capital del país. Pero hay muchas más cosas en juego. Antes de someterse al escrutinio de las urnas, muchos tendrán que batirse primero el cobre en sus propios partidos. Daniel Pérez, portavoz socialista, tiene ante sí unas primarias, pero cada vez está recibiendo mayores apoyos de sus jefes. En el comité director del PSOE de hace unos días, la presidenta Susana Díaz lo nombró hasta tres veces en su discurso y la semana pasada fue visto charlando animadamente en un famoso bar de Antequera con el vicepresidente de la Junta, Manuel Jiménez Barrios, y el secretario de Organización del PSOE andaluz, Juan Cornejo. Parece que el tema que centró la conversación fue el programa de gobierno de cara a las próximas elecciones. Las encuestas que ya manejan en el partido dicen que ganar es factible y, de hecho, los últimos universos encargados doblan el nivel de conocimiento que la ciudadanía tiene del líder socialista. Sólo aprueban él y el alcalde, según sus números. En la orilla de Ciudadanos hay tranquilidad de cara a las elecciones. Juan Cassá, su portavoz municipal en el Ayuntamiento de Málaga, se siente respaldado por la cúpula nacional y, de hecho, en Fitur aprovechó para reunirse con Albert Ribera y su círculo íntimo. El respaldo nacional a su proyecto es manifiesto y, cuando se menciona su nombre, nunca se habla de las primarias. En cambio, el discurso cambia cuando se habla de Juan Marín, el líder naranja en Andalucía. En enero, Cassa tiene primarias, pero su equipo no espera que se presente nadie y, si lo hace, no les preocupa. Confían en que la ciudadanía y los militantes sepan apreciar el papel de llave y bisagra que está jugando el partido en la ciudad, con una oposición responsable y crítica al mismo tiempo. Cassá ya está trabajando en la Málaga que quiere el partido y en su programa. Las encuestas internas vaticinan que doblarán concejales, de tres a seis, y algunos funcionarios saludan a Cassá en plan «hola, alcalde». Fuera de ironía, lo que sí está haciendo Cassá es ampliar su equipo con vocales, buscando independientes y volcándose en los distritos. Esta será la maquinaria básica con la que trabajará el portavoz de cara a las municipales y de la que saldrá la lista. Por cierto, que en ese equipo, en esa guardia pretoriana, no estará de ninguna forma Gonzalo Sichar, quien rompiendo la disciplina de voto de Cs en alguna ocasión se ha cavado su propia tumba fuera de las líneas naranjas. La formación pasa de quién encabezará las listas populares y se centra en el futuro. El otro día, sin ir más lejos, Pérez y Cassá tomaron café en el Málaga Palacio. Parece que hay sintonía. O que empieza a haberla.