Franco estaría orgulloso de Puigdemont. Aunque ni los niños de este país saben ya quién fue el dictador (lo que tampoco es para alegrarse sobre sus conocimientos de Historia, pero ésa historia es otra historia), nadie le resucita tanto como él. Ahora lo ha vuelto a hacer con motivo de la invitación a policías y guardias civiles de los hoteleros de Murcia. Lo que, según ha dicho, sería un orgullo para Franco. Al que habría que resucitar una y mil veces y de manera urgente es a Valle Inclán...

Waterloo

Pero escribo desde Málaga y no es el separatismo un tema local, aunque sí sus consecuencias en parte. Sin embargo, no me negarán que con este frío uno puede equivocarse y creer que está escribiendo esta página en Waterloo, desde donde escribe ahora sus tuits Puchimón (que así lo pronuncia mi niño). Con este frío en Málaga, uno puede creerse en Waterloo, aunque uno no escuche a ABBA de fondo ni esté viendo el Napoleón de Abel Gance (1927). Tampoco sabe uno qué saben en realidad los niños, y ya no hablo de lo que saben de Franco. Cerca de Málaga, en Cazorla, unos niños ya saben lo que es el sexo y la violencia. La violación de ese crío de 9 años (el mío tiene 7 y no consigo distanciarme de esta noticia a la hora de analizarla, horrorizado) por esos otros de entre 9 y 14 años, durante la hora del recreo y en el mismísimo colegio donde los padres depositamos a nuestros hijos como si de un nido se tratase, golpea fuerte y plantea muchas interrogantes que no sé si caracterizan este tiempo que vivimos, o es que saltan como titulares a los medios y las redes como no saltaban antes.

Más de 50 sombras

El sexo es una fuerza perturbadora además de genésica. Lo que a priori no es ni bueno ni malo, pero rotundamente es. Sin sexo la vida sería menos vida. Resulta obvio por qué se castran algunos animales para evitarles ese empuje. Preparar a quienes van a sentir esa fuerza desde el momento adecuado es fundamental, un asunto serio y siempre una asignatura pendiente. Sin embargo, el sexo y sus oscuridades flotan en el ambiente con colorines de marketing y una frivolidad suicida. La periodista Ana García Inglán destacaba esta semana cómo convivían noticias preocupantes (podría serlo por ejemplo la agresión de esos niños de Cazorla o los dos intentos de violación de otro chaval de 14 años a dos mujeres en la localidad gaditana de Puerto Serrano) con el tráiler del estreno del último petardo cinematográfico de 50 sombras de Gray (todo un éxito editorial y de taquilla, por cierto). Cuando ponemos el foco en lo políticamente correcto últimamente y en todos los ámbitos, hasta el punto de empezar a correr el riesgo de perseguir a quienes se salen del tiesto, como si fueran brujas de aquellas cazas, nunca suele apuntarse a cómo inhalamos estos aromas -esta peste- inducidos a diario, niños y adultos.

Sexo ruso

Y en referencia a las tropecientas sombras que van ya, las que ahora se estrenan pone que son «sombras liberadas» pero son las mismas que mantenían a la protagonista sometida, cuidado... Admiro la nueva colección del Museo Ruso sobre arte soviético. Y no porque Pepe Stalin ocupe casi una pared o la hoz y el martillo y en relieve ocupe otra, sino por la sensualidad, contenida aunque no «liberada», de esa muchacha que mira a los deportistas en un cuadro de dos metros por dos y medio, más o menos, de Alexandr Deineka, de 1932, que se titula Carrera. La muchacha, de fuertes pantorrillas y con un vestido vaporoso que parece impulsado por la fuerza de los atletas hacia ellos, mira cómo corren los hombres por la pista. Destaca levemente la forma de su seno izquierdo, ya que está prácticamente de perfil, aunque no del todo, y al llevar el pelo recogido en un moño destaca desnudo el trapecio prefecto que forma su cuello con el inicio de su espalda. No sé si es arte o sexo.

Y Fellini soñó con Picasso

Si lo hubiese pintado Picasso, sólo el trapecio de la señorita, o lo hubiese llevado al cine Fellini, en ambos casos el resultado sería ambas cosas: Sexo y Arte. Al respecto debo decir que, con una generosidad que roza en su dimensión la letanía que sostiene Buzz Lightyear: hasta el infinito y más allá; me ha propuesto Pepe Lebrero, director del Museo Picasso, que modere la mesa sobre Fellini y Picasso que tendrá lugar en el Auditorio del museo el martes y 13 -no hay comentarios-, al día siguiente del estreno de la exposición Y Fellini soñó con Picasso. Ocurrió dos veces, algo que cuenta Fellini en su Libro de los Sueños, impelido por su psicoanalista, Ernst Bernhard. Fellini decía que las consultas con Bernhard le producían una gran paz. Bernhard huyó de Alemania y se instaló en Italia como un hombre sin nacionalidad. La persecución nazi por ser judío le marcó de por vida. El fascio italiano también le cercó, sobre todo por sus escarceos con el esoterismo, pero finalmente se convirtió en el confesor de grandes personalidades de la vida italiana hasta que murió en 1965. Disfruten de Málaga...

Porque hoy es sábado.