Hay varios temas fundamentales en la agenda política española, pero parece que poco importan esos temas a nuestros políticos, y hablo de todos, no sólo de uno de los lados del arco parlamentario. ¿Escuchan ustedes a nuestros egregios representantes públicos hablar de empleo? ¿Se ha propuesto algún pacto de Estado para enfrentar este problema sangrante que amenaza con dejar a varias generaciones de españoles en la cuneta de la historia? Yo no. Más allá de la salvaje reforma laboral que hizo el PP y que antes, que no se nos olvide, ya apuntó el Gobierno de Zapatero, pocos pasos se han dado en tratar de recuperar a las personas que llevan años paradas, con especial incidencia en las mujeres, los jóvenes y los mayores de 45 años. Otro tema del que se habla poco es de la dependencia. La Ley de Dependencia fue uno de los grandes aciertos del Gobierno socialista y me parece difícil imaginar a una familia que no tenga a alguien con un grado de dependencia mayor o menor en su círculo íntimo. Esta norma se ha vaciado de contenido y, además del cansino trámite burocrático al que se enfrentan los afectados de cara a conseguir una ayuda económica o asistencial, el Gobierno central mira para otro lado con la excusa de Cataluña. Se ha paralizado la producción legislativa en todos los frentes y la acción de gobierno está a expensas de lo que ocurra en aquella comunidad o república fallida, como mejor les guste llamarla. Si ya hablamos de sanidad y educación, la cosa se pone más seria. Aquí la responsabilidad es compartida porque se ha sacrificado todo en pos de lograr los objetivos de reducción del déficit, pero la Junta también se ha dedicado a depauperar el sistema público de salud, las listas de espera no dejan de crecer y son los propios profesionales los que denuncian no sólo la precarización de sus condiciones laborales, sino también los recortes en todos los ámbitos. En educación, la cosa sigue el mismo camino, con el problema añadido de que reforma tras reforma nunca llegamos a una norma consensuada que permita reducir el fracaso escolar y permita una inserción laboral más eficaz no sólo de los universitarios, sino también de aquellos que estudian formación profesional, un campo de juego en el que hay que hacer tantas cosas que este artículo se queda corto en relación a los fines que habría que enumerar. No hace falta ser experto para señalar estas fallas de nuestro Estado, pero la corrupción y Cataluña lo han tapado todo, de forma que algunos viven de las rentas y otros se dedican a administrar el periodo de gobierno de una forma en la que el viento les sea placentero durante toda la travesía. Hay que recuperar la agenda social y es en ese terreno en el que se van a mover las mayorías en los próximos procesos electorales. España ha salido malparada de la crisis pero ha parado de hacer reformas. ¿Entenderá alguno de nuestros mandatarios que estos temas son prioritarios para todos? Parece que no. A ver qué trae la marea.