Marco Asensio, Marcelo, Cristiano Ronaldo y Zinedine Zidane. Son los grandes protagonistas de la remontada del Real Madrid frente al temido Paris Saint-Germain (3-1) en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones disputada en el Santiago Bernabéu. Aunque tardíos, los cambios del entrenador francés -Asensio y Lucas Vázquez- en el minuto 79 reactivaron al campeón vigente cuando parecía a merced del PSG de Neymar y Mbappé. Frente al acierto de Zidane, que apostó de inicio por Isco en lugar de Bale, el técnico español de los parisinos, Unai Emery, retiró a Cavani con 1-1 para dar entrada a un defensa, Meunier, y acabó quejándose amargamente de la actuación arbitral tras la derrota. El marcador parece excesivo y algo engañoso por lo visto sobre el césped, pero es una gran renta para la vuelta en el Parque de los Príncipes.

Llegaba el partido del año al Bernabéu y la mayoría de las quinielas apostaban por la BBC en el «once» del Madrid, pero Zidane sorprendió con la entrada de inicio de Isco Alarcón en detrimento del «expreso de Cardiff», que se quedó cariacontecido en el banquillo. En un duelo de la máxima exigencia, el malagueño aportó lo que se espera de él: pausa en el juego, criterio para asociarse e iniciar la fase ofensiva y sacrificio en defensa, que es el talón de aquiles del galés. Frente a la línea francesa de tres en el medio -Verratti, Lo Celso y Rabiot-, el técnico blanco apostó por cuatro centrocampistas y consiguió llevar la iniciativa en buenas fases del primer tiempo y dificultar la conexión de los creadores del PSG con su peligroso tridente en ataque (Neymar, Cavani, Mbappé).

Pocos equipos se desempeñan con la aplicación y la fe del Real Madrid en la Liga de Campeones, su «competición fetiche». Tras un curso mediocre, eliminado por el Leganés en la Copa y a 17 puntos del líder Barcelona en la Liga, los blancos se transformaron para la primera eliminatoria directa en la Champions frente a un rival de tronío como el PSG. De entrada, las líneas más juntas, la presión mucho más alta de lo habitual y altas dosis de concentración y seguridad en los pases para evitar las pérdidas y las peligrosas contras visitantes. Sin un juego deslumbrante, pero mucho más sólido que el resto del curso, los blancos llevaron la iniciativa en la mayor parte del primer acto y remataron con peligro más veces que el rival. Sin embargo, fue el PSG quien golpeó primero en una gran acción por la banda de Mbappé, que retrató a Marcelo, y cuyo centro lo remachó a la red Rabiot, mal defendido por Isco y Modric. No se descompuso el campeón, que contó con la inesperada y torpe ayuda de Lo Celso, que sujetó a Kroos dentro del área tras un córner al filo del descanso y el árbitro señaló penalti. Cristiano firmó el empate y su gol 100 en la Champions.

No se caracteriza Zidane por su rapidez para hacer los cambios y corregir los partidos. Con el Madrid sometido por el PSG ya en la segunda parte, no se decidió a dar entrada a Marco Asensio y Lucas Vázquez hasta el minuto 79 en lugar de Isco y Casemiro. Con los dos jóvenes por los costados y Kroos y Modric más centrados, el Real recuperó el aire y volvió a tomar el mando del partido. El recital del mallorquín -rápido, incisivo y desequilibrante- se plasmó en tres minutos de ensueño, del 83 al 86, para participar activamente en los goles de Cristiano y Marcelo. El brasileño, que volvió a sufrir en defensa, fue un vendaval en ataque.

El campeón francés dejó hechuras de buen equipo en Chamartín. Sobre todo Neymar y Mbappé, dos cuchillos por las bandas, además de Rabiot. El PSG pasó a dominar el partido en el segundo acto, aunque le faltó determinación en los últimos metros para sentenciar la eliminatoria. Y si enfrente está este Madrid europeo, peligro. En esa fase de claro dominio visitante, no se entendió el cambio de Emery cuando retiró al delantero centro Cavani para dar entrada al lateral derecho Meunier. El preparador vasco, muy cuestionado en París tras el polémico 6-1 de la temporada pasada en el Camp Nou, se quejó al final de la actuación arbitral, pero él también allanó la remontada blanca.