'La sombra del héroe', por Cristina Castro

Una de las mayores críticas que podemos hacer sobre las historias de fantasía que le contamos a nuestros pequeños, sería la en ocasiones dañina costumbre de polarizar el bien y el mal, el bien sería representado por el protagonista y el mal por el villano. Esta concepción resulta perjudicial porque desde pequeños aprendemos a sentirnos identificados con el bien, con el héroe, y rechazamos cualquier idea que presuponga la existencia de maldad dentro de nosotros, porque no somos el villano. La semana pasada, un joven de 19 años mató a 17 personas en un instituto de Florida. Esta horrible noticia fue narrada en las noticias como los actos de un loco y se aprovechó la tragedia para demandar una ley de restricción al porte de armas en Estados Unidos. Sin embargo, este enfoque deja fuera un problema crucial, que con la ira, frustración, y el tiempo suficiente todos podríamos convertirnos en asesinos. Nuestra mente tiene la capacidad de racionalizar cualquier idea por loca que pueda parecer al principio, hasta llegar a un punto en el que tal idea parece el único camino posible, la única solución a nuestros problemas. Para frenar los asesinatos y las masacres no basta con leyes o vigilancia externa, debemos prestar atención a lo que podría estar fermentando dentro de nosotros. Lo queramos o no, todos tenemos sombra.