Al final Francisco de la Torre decidió aplicarse ayer la pena de «alcaldía permanente revisable» y será por quinta vez el cartel electoral de Paco de la Torre para las municipales de 2019. Tras un mes de intensa y profunda reflexión, donde por milímetros fue ganando el «no», se apoyó ayer en la ilusión, el entusiasmo, el trabajo esforzado, en su amor a Málaga o en sus maratonianas jornadas de trabajo para justificar que en el único lugar donde se siente feliz de verdad es en el traje de alcalde que recibió prestado de Celia Villalobos en el año 2000. Ni su partido; ni su mujer e hijos; ni las encuestas... Nada ni nadie ha intervenido en su profunda reflexión y Francisco de la Torre quiere extender la actividad del alcalde Paco de la Torre hasta que pueda seguir subiendo de tres en tres los escalones para demostrar esa energía y vitalidad como demuestra su agotadora agenda de trabajo.

Hace meses escribíamos y aplaudíamos en este periódico su notable labor para situar a Málaga a la vanguardia de Europa, pero también alertábamos de que la política tiene sus tiempos y que otros alcaldes que se creían insustituibles como Pedro Rodríguez, en Huelva, salieron por la puerta de atrás en su último mandato. De la Torre, un gran alcalde, no debería repetir ese error, pero le puede su alcaldía.