'Híbridos', por Bartolomé Florido Luque

Los que no comemos del pesebre de los partidos políticos somos los «híbridos» según rumores, porque no somos tan contaminantes como el gasoil y otros personajes tóxicos. Éstos dicen que nos jubilemos con 80 años de edad. No les basta apuñalarnos metafóricamente en la espalda. El flautista gallego de Hamelín está consiguiendo con su fachada formalita y lenguaje jurídico, «abogaderas», que los pensionistas asumamos su corrupción como una característica propia en el patriarcado. Usan medias verdades, que son una prisión mental, y otras estampitas pícaras para camuflar el empobrecimiento del 80% de la población ibérica y el enriquecimiento subrepticio del otro 20% que conservan la posición social del señorito del Lazarillo de Tormes. Los estómagos agradecidos llaman ambiguos a los pobres porque han perdido la fe en el emblema de los partidos mayoritarios, que es un pajarraco o un capullo rojo de rosa sin esencia como los de Holanda. El gobierno actual ha puesto rumbo hacia la perpetuidad en la inmortalidad de sus herederos, quienes tomarán el relevo, habiendo instigado subliminalmente a los jóvenes de familias pobres contra sus padres. Estos hipócritas han suscitado pérfidamente a los jóvenes a infringir contra el 4 mandamiento de la ley del Creador según el profeta Moisés y al mismo tiempo comulgan en misas. Jesús de Nazaret avisó.