Si alguien se entera de que Málaga va a ser en un par de años la capital europea del deporte y, acto seguido, lee o le cuentan la mañana que pasó ayer el Rincón Fertilidad para poder jugar su partido de cuartos de final de la Challenge Cup, probablemente o no se crea la primera noticia o crea que la odisea que vivieron las jugadoras de Diego Carrasco sea la invención de un majara aburrido, con ganas de pasar una lluviosa mañana de invierno troleando al personal. Porque ayer llovió mucho, sí. Como el jueves, y como lo hará hoy, dejando al descubierto carencias en numerosas instalaciones públicas: desde hospitales hasta centros de arte contemporáneo, pasando por pabellones polideportivos. El doble enfrentamiento entre el equipo del Rincón Fertilidad y el Perla Lublin polaco pasó de su sede habitual, Carranque, a Ciudad Jardín por unas goteras pero como si estas fueran una plaga también el vetusto polideportivo se vio afectado por la lluvia de la mañana. Y La Mosca, y Tiro Pichón, la Universidad de Málaga... y el Carpena inhabilitado por la actuación de los argentinos Les Luthiers. Tocó exiliarse a Alhaurín de la Torre. No deja de ser paradójico, además de lo evidente, que las jugadoras malagueñas tengan que jugar en cancha extraña una eliminatoria que se iba a disputar tanto la ida como la vuelta en su campo. Lo evidente es, por supuesto, que una situación que ha estado a punto de dejar al Rincón Fertilidad eliminado de la competición que tanto le está costando disputar, se suma al bochorno de hace meses de una «crisis del ruido» en los colegios que afectó a tantos equipos infantiles, o al hecho de que cueste Dios y ayuda lograr un recorrido más céntrico para las dos grandes carreras de Málaga. La referencia divina viene al pelo en una ciudad en la que está bastante mejor visto cortar una calle sea la hora que sea con un ensayo cofrade, un traslado o una procesión antes que con una prueba deportiva. Por eso lo de ayer, y lo escribo sin tener ni idea de cómo ha terminado el partido o de si llovió tanto por la tarde en Alhaurín que el pabellón El Limón se convirtió en una piscina, no tiene excusa posible para quienes lograron que Málaga sea en dos años el foco europeo del deporte, y que tienen el derecho y el deber de que las instalaciones deportivas estén en condiciones para ser usadas. Antes, durante y después de 2020.