Daniel Pérez (PSOE) y Juan Cassá (Ciudadanos) se fotografiaron ayer juntos. Esto es destacable, oiga. Unos días después de que Cassá le dijera al alcalde De la Torre que no se dan las condiciones necesarias para apoyar los presupuestos, va y se fotografía con Pérez, o sea, le pone unos cuernecitos al regidor (con el que tiene pacto de investidura) a la par que se la pone dura, la autoestima, a Pérez, que sueña con ser alcalde. Algo lógico por otra parte en un concejal jefe de la oposición. En qué va a pensar si no, no va a pensar en ser ferroviario, filatélico o bombero, ha de pensar en ser alcalde. Para llegar a serlo necesita a Cassá, dado que no es muy probable que los socialistas suban muchos votos en Málaga capital (el PSOE en Málaga capital qué está, ¿muerto, comatoso, alelao?) y sí es fácilmente vaticinable un estirón en el número de concejales naranjas. A estas alturas de la argumentación ya está pensando el perspicaz lector que también podría ser Cassá el que pidiera la alcaldía, claro, pudiera ser; el caso es que el tándem fotográfico pudiera o pudiese poner de los nervios a Francisco de la Torre, a Elías Bendodo y al PP en general, al que por cierto cualquier día Fernández Montes le monta un partidito independiente en Torremolinos para las próximas municipales. No se cansa el hombre de darles por saco a lo que se ve. No se resigna a que su partido prefiera a una candidata. No se va el hombre a su casa de una vez. Pérez y Cassá comparecieron a propósito del metro, que es uno de esos proyectos que el alcalde bloquea. En fin, todo es tactismo. Dar imagen de o no dar imagen de.

El PSOE se deja querer por quien seguramente será árbitro en el Ayuntamiento entre la izquierda y la derecha cuando se celebren las municipales; Ciudadanos se deja querer porque hasta que no sea el partido mayoritario (lo cual podría no estar lejos según los sondeos) esa es una de sus ocupaciones, darle calor ora al PSOE, ora al PP.

El PP también se deja querer, pero a veces no lo quiere nadie. El alcalde se presenta como candidato, entre otras muchas razones, porque a día de hoy mismo, en este instante, es el único que garantiza 13 concejales, o sea, el raquitismo concejalista, la obligatoriedad del pacto. Mucho miedo hay en el PP por todo esto. En fin. Y mientras, Cassá por ahí de golfería con Pérez. Qué malos son. El alcalde no está para sustos. Son capaces de irse de cañas, colgar un selfie y no poner lo lógico en estos casos: «Aquí, sufriendo. Paco, vente». Nada.