Mañana sábado celebra el PP un macro acto en Marbella para nominar oficialmente a los candidatos a la alcaldía de capitales y grandes ciudades andaluzas. A más de un año de las municipales, comienza la campaña. La campaña es el medio natural del buen político. También del malo. Todo bulle, se le requiere para entrevistas, mítines, coloquios, chats, etc. Se ve inmerso en un tráfago, en un ir y venir de asesores dándole papeles y poniéndose a sus órdenes. Va al mercado. Besa niños. Saluda a señoras. Compra pan. Charla. Paga el autobús. Se deja fotografiar en chándal. Les subirá la adrenalina. El responsable de tan pronta designación de candidatos es el presidente de los populares andaluces, Moreno Bonilla, que quiere cuanto antes solventar este trance (la elección de candidatos no ha estado exenta de tensiones, como en Sevilla o Málaga) para centrarse en la política regional, dado que piensa que se van a adelantar las elecciones autonómicas.

Eso, si va a haber o no adelanto, sólo lo sabe Susana Díaz. Dicen algunos socialistas que no va a haber. Otros afirman que sí, y que cuanto antes mejor, dado que el auge de Ciudadanos no es flor de un día, o mejor habría que decir, flor de una encuesta. Ciudadanos come votos a derecha e izquierda. Según el último sondeo de El País, a escala nacional, un veinte por ciento de los nuevos votantes naranjas proceden del PP y un catorce, del PSOE. Y la incógnita es qué va a hacer el ciudadaneo o ciudadanismo andaluz, aunque parece claro que apoyarían la lista más votada.O cualquiera sabe. Las prisas del PP tampoco descarten que sean por saber a ciencia cierta que descienden y descienden en apoyo popular y que, entonces, es mejor extender la especie de que va a haber adelanto por si acaso esa profecía se cumple. En cualquier caso, el adelanto, a no ser que las convoque ya, no sería un adelanto claro y clamoroso, un adelanto ferolítico. Sería más bien un adelantín, dado que se convocarían en otoño, quizás otoño avanzado, cuando en realidad tocarían sólo unos meses después.

Rajoy va a darle un abrazo a Ángeles Muñoz, candidata de Marbella, que está tan bien conectada con Madrid que hasta logra que Montoro el fiero le deje pasarse el techo de gasto por el forro del presupuesto. Para el PP Marbella es vital. O eso dicen los del PP de Marbella. Eso sí, consiguen que se note mejor de lo que se le notaba a los socialistas que les gusta gobernar la ciudad. También abrazará a De la Torre. Rajoy, no Muñoz. A lo mejor se pone detrás Bendodo para hacerle señas a Rajoy, señalando a De la Torre, y diciendo, presi, presi, ese, ese es el que no quiere irse. También en Marbella temen a Ciudadanos, que está recibiendo históricos militantes del PSOE y del PP y afiliados a espuertas, incluidos aventureros. Los congregados en el acto de mañana rezan para que todo salga bien, lo que incluye que no llueva, dado que no todo va a ser besar a Rajoy y designar gente; conviene que quede tiempo para algún refrigerio y paseo en tan bella localidad. Antes de la campaña.