Seguro que es una exageración, igual que cuando escuchamos eso de eres lo que comes, o dime con quién andas y te diré quién eres, o dime qué tele ves y me haré una idea de cómo tienes el mobiliario de tu coco. Hay un chico con mucha imaginación y ganas locas de echar unas risas que se ha inventado un juego por el que, con la primera letra de tu nombre y el mes de nacimiento, predice cómo eres según el tipo de película del fin de semana en Antena 3 que te haya tocado en suerte. Es una broma, claro, pero es cierto que las películas de la tarde del fin de semana en Antena 3, y de casi todas las cadenas, son tan previsibles como los fallos de Mariano Rajoy en cuanto sus asesores lo sueltan ante un micrófono sin papel alguno, tan previsibles como la insufrible dicción del altivo Javier Cárdenas, ante el que he decidido rendirme sin hacer el más mínimo esfuerzo para entenderlo, entre otras cosas porque de Hora punta no me interesa ni la despedida. En ese tipo de películas, de TV films, pensadas para tardes de modorra y tócate la flor, las historias se resumen en un puñado de combinaciones que pueden ser, con múltiples pero idénticas ramificaciones, divorcio obsesivo, vecino sicópata, marido misterioso, rapto en el bosque, obsesión sospechosa, secuestro en la playa, y así hasta que la imaginación se aburra. Lo cierto es que son historias que, ojo, como te pongas delante de la tele como el que se pone delante de un pastel de chocolate aunque no tengas gana de comer, acabas enganchándote a una trama de la que, desde el minuto uno, ya sabes quién es el malo, quién es el traidor, qué hará la amante despechada, en qué terminará la sospechosa bondad de la mujer que ha llegado al barrio y aparece en la casa de enfrene con un pastel de manzana para integrarse en el vecindario. Todo eso lo sabes, pero te das cuenta de que no puedes quitar los ojos de la pantalla y te maldices porque sigues ahí como ahí trata de seguir el otrora digno Carlos Lozano, que cuenta mamandurrias para mantener encendido bajo su cráneo un foco para ir tirando.

La gallineta de TVE

Hace unos años nos preguntaron ¿Qué fue de Jorge Sanz? en forma de maravillosa, dulce, radical y novedosa serie de cuatro entregas cuyo protagonista fue el propio Jorge Sanz, que se puso en manos de David Trueba. La política también tiene sus propios Jorge Sanz. ¿O es que nadie se ha preguntado qué fue de Eduardo Madina y del «niño» Íñigo Errejón? El diputado del PSOE y el de Podemos se ponían en manos de Jordi Évole, que a su vez se preguntaba en la entrega de Salvados ¿Dónde está la izquierda? Un domingo sin Salvados es un domingo raro. Salvados suena a fin de semana, a tele de domingo por la noche, como si no fuese posible emitir el programa otro día. Igual que Informe semanal suena a sábado y desde que TVE es dirigida por lacayos del PP a insulto, a rendición, a burda manipulación, a servilismo clerical donde Jenaro Castro es uno de los padres de esa iglesia cuyo mártir semanal es el periodismo. No puede ser, no debería de ser, no se puede consentir, que cuando Informe semanal trata, otra vez, la muerte en Las Hortichuelas de Almería del niño Gabriel Cruz acabe posicionándose a favor de la no eliminación de la cadena perpetua revisable, tal como hace el Gobierno, que pide con un ojo, firme como una vacua sentencia de Risto Mejide, que no se haga populismo con algo tan doloroso para hacer populismo bochornoso con el otro, con lagrimitas y todo ante «los padres que tanto sufren la pérdida de los que más quieren». Tanta desvergüenza no puede escalar a la televisión pública, que censura, como pasó en el mentado Informe semanal, cualquier discrepancia. Tele de fin de semana que, con los brazos en cruz, postrado, pido no volver a encontrarme. Pero parece que la cosa puede cambiar. Al fin, sus señorías, o un trozo de ellas, de Podemos, Ciudadanos y PSOE, han llegado a un acuerdo para desencallar la renovación del Consejo de Administración de RTVE y de su presidente san José Antonio Sánchez, que Paolo Vasile se lo lleva a la isla a ver si Raquel Mosquera le hace una permanente que no lo reconozca ni Rajoy, el jefe. La gente del Consejo de Informativos lo dice de otra manera, «pronto podremos volver a hacer periodismo y no proselitismo». Ojalá. Qué alivio quitarse de en medio a Pedro Carreño, el del Telediario del fin de semana que lee las noticias apretando los labios como una Barbie antigua y mueve el cuello como una gallineta que picotea pienso.Toñi jacarandosa

Si hablamos de las películas de saldo del fin de semana, de las manipulaciones de todos los días que alcanzan el fin de semana en la tele pública, si hablamos de Salvados o El objetivo, hemos de hablar del Debate de Supervivientes, donde Sandra Barneda se ha hecho fuerte el domingo demostrando que es una burra de carga que puede llevar a lomos cualquier excremento, desecho o basura sin que le tiemble su dignidad. Hay que ser muy pasota para hacer lo que ella hace y llegar a casa convencida de que su novia, si la tiene, no le va a dar una patada en el culo si antes de meterse en la cama no se quita la mugre de encima. De Toñi Moreno, reina de la tarde del sábado en Telecinco, se puede esperar cualquier cosa, hasta ser la presentadora más jacarandosa del reino, la señora que lo mismo abre su Viva la vida dando otra vueltecita por la muerte de Gabriel -ojo, papás, Patricia Ramírez y Ángel Cruz, ojo con cogerle el gustillo al plató, ojo con ese viaje para hablar de la pérdida de vuestro niño cogiditos de la mano en una sintonía admirable, ojo, ojo porque la tele es puta y lo mismo que te adora te expulsa de su reino, ojo, dosificad vuestra presencia-, pues eso, que la Toñi se pone intensa y lacrimosa si de suceso se habla, o pizpireta, cotilla, y banal si toca chisme. ¿Era necesario revivir a Rosa Benito de su letargo? Más. ¿Había que llegar al paroxismo del absurdo y la mala leche juntándola con la absurda Raquel Bollo para hablar del absurdo Supervivientes? En fin, dime qué tele ves el fin de semana y te diré… que haces muy bien.

La guinda

No me des Arús

Me entero de que Alfonso Arús deja la tele catalana y se pasa a La Sexta con todo su equipo, que el Cristo que hoy sacan los capillitas patrios con ramas de olivo y el burro lo traiga mejor que el recuerdo que tengo de él. No podía soportarlo. Aparta de mí ese Arús, decía. Para mí Alfonso Arús, y sus necios programas, era el Javier Cárdenas de la tele de los 90. Con eso lo digo todo.