De la Torre tiene que hacer cambios. Después de revalidar por tropecienta vez consecutiva el título de campanero mayor de la Semana Santa de Málaga, arriba ese trono, tal vez tenga el domingo por la tarde tiempito para meditar sobre cómo cubrir la marcha de Julio Andrade, al que la ONU no le garantiza sueldo en el chiringuito al que se va. Ya le podían haber buscado, por cierto, una sede de más empaque y con menos gafe. La Casita del Jardinero, ahí en el Paseo del Parque, parece de juguete. Ahí se hacinaban los que trabajaban por la candidatura de Málaga a la capitalidad cultural y ya recordarán cómo fue aquel fiasco. Andrade acumulaba muchas áreas. El distrito Este, o sea, El Palo, barrio que se siente abandonado. Con motivo. También Turismo, aunque el alcalde sea el verdadero concejal del ramo. Bueno, también del ramo de Urbanismo y del de Cultura y de tantos otros.

En cualquier ciudad seria, una Gerencia de Urbanismo con miles de expedientes no vistos, no revisados, caducados, habrían rodado cabezas. Francisco Pomares fue un buen concejal de Derechos Sociales y ahí debería volver. Sobra en Urbanismo. Conjuga poco el verbo delegar el alcalde. Lo cual no es sinónimo de trabajar mucho y sí de fiarse poco de los demás. Tiene De la Torre la oportunidad de dar un buen y nuevo, renovado impulso político a su Gobierno. No lo hará. Cambios mínimos. Aunque él es de esos que si lee una cosa hace la contraria. Aún recuerdo como se negó a que el gran arquitecto Iñaki Pérez de la Fuente, prácticamente nombrado, accediese a un cargo en Urbanismo sólo y simplemente porque este periódico adelantó la noticia. No pocas áreas renquean. Sestean. Hay concejales de tonos grises y otros brillantes pero capados en lo que a iniciativa se refiere.

Los hay quemados y los que están pidiendo a gritos cambios de área. José del Río, que entra por Andrade (la siguiente en la lista era Mariví Romero pero es parlamentaria andaluza) no quiere muchas complicaciones ni está el hombre a estas alturas para trabajar quince horas al día.

De la Torre también va a aprovechar este lance, pero también otras ocasiones, para vengarse de algunos que lo vieron débil hace unos meses y creyeron que no iba a volver a presentarse. Tiene el regidor un bendodismo entreverado que le molesta. Pero es el futuro. Lo que sí está claro es que del impulso y buen o mal hacer que tengan estos meses próximos dependerá mucho el resultado electoral, con un Ciudadanos disparado. Atentos.