Málaga casi está de cine. Está de festival, gracias al MAF. Y para el próximo viernes habrá desplegado sus mejores galas, toda su roja alfombra por todo el centro histórico y lucirá la mejor sonrisa posible para que la venida a menos industria cinematográfica en español intente recuperar brillos y recaudaciones de antaño. Por desgracia, muchos de nuestros mejores cineastas siguen abonados a campañas de crowdfunding o micromecenazgo para que sus proyectos puedan saltar de la libreta a la pantalla.

En esas anda Beatriz Carretero, enfrascada en que el documental «Hijas de Cynisca sea una realidad», como argumenta en la web https://www.indiegogo.com/projects/hijas-de-cynisca a la que ya podemos acudir para ejercer de anónimos mecenas. Esta iniciativa vuelve a poner el acento en el drama que supone la desigualdad en el deporte. Pero al mismo tiempo recupera la figura de quien marcó un hito histórico en los Juegos Olímpicos de la Antigüedad.

Cynisca de Esparta fue pionera del olimpismo, al convertirse en la primera mujer que ganaba la prueba de carros tirados por caballos. Como premio tiene una estatua en bronce en el Templo de Zeus situado en Olimpia. La inscripción de dicho monumento relata su hazaña: «Reyes de Esparta son mis padres y hermanos. Cynisca, vencedora con un carro de veloces corceles, erijo esta estatua. Y me declaro como la única mujer de toda Grecia que ha ganado esta corona».

Hijas de Cynisca son en nuestro país mujeres a las que hemos visto brillar como atletas en mayúscula y con las que hemos tenido la suerte de compartir vivencias y penurias, acerca de la tremenda brecha que aún sufre el deporte en femenino. Ona Carbonell, Lydia Valentín, Amaya Valdemoro, Jennifer Pareja, Almudena Cid, Carmen Martín o nuestra compañera Paloma del Río aportan su testimonio para que el proyecto de Beatriz Carretero pueda llegar a buen puerto y sea pronto una realidad.

Cynisca nació sobre el año 440 antes de Cristo y era hija del rey espartano Arquídamo II. En la ciudad de Esparta, frente a las costumbres del resto de la antigua Grecia, la mujer podía compartir con el hombre las actividades bélicas o incluso la posibilidad de montar a caballo. Ni siquiera en el caso de esta hija de reyes tales privilegios tenían limitación alguna. No obstante, en los Juegos Olímpicos no estaba permitida la participación de las mujeres como aurigas.

El hermano de Cynisca, el que sería rey Agelisao II, relata Plutarco que fue el encargado de animarla para que participara en las pruebas. Su destreza era incontestable y quedó constancia de ella en los Juegos Olímpicos del año 396. Cosechó durante los mismos un éxito que sonó por toda la Grecia antigua, como certificación del dominio que el arte de la guerra y del caballo mantenían los espartanos. Pero no contenta con dicho triunfo revalidó su corona en los siguientes Juegos, los celebrados en el año 392 antes de Jesucristo.

Han transcurrido más de 2.400 años de la lección de igualdad que Cynisca proporcionó a Occidente, ¿cuántos siglos más necesitará esta civilización para asimilarla?