Dijo Edgar Allan Poe que «Si desea olvidarse de algo en el acto, apunte que debe ser recordado», qué bien traído a nuestros días podría ser algo así como: «Si quiere que olvidemos algún asunto de actualidad arroje ríos de tinta sobre él».

De nuestra memoria más reciente han desaparecido asuntos como el del museo de las gemas, ingentes cantidades de dinero aportadas a un proyecto que no sabemos al final qué pasó con él. Ahora que ha dimitido el alcalde de Alicante por, entre otras cosas, despedir a un familiar de un contrincante político, da la sensación de que los listones no están todos al mismo rasero.

Tampoco sabemos qué ha hecho el Ayuntamiento por El Balneario, ese proyecto que llegó debajo del brazo de Celia Villalobos y aún debe seguir allí.

¿Se acuerdan ustedes de la semana de lo del Astoria? Entre dimes y diretes hasta dirigentes de Ciudadanos en Granada opinaron del asunto. Pues de nuevo olvidado. No hay como escribir mucho de algo para que se olvide. En poco tiempo, en lo que pasa un verano no oiremos hablar de la torre del puerto.

En mi opinión fallan los tiempos y la toma de decisiones.

La Junta de Andalucía, por ejemplo. cobra una tasa en el agua para infraestructuras hidráulicas, de lo recaudado apenas se ha invertido nada en el objeto de dicha tasa finalista. ¿Por qué? Por voluntad política, voluntad de olvidar.

Cada vez que sale un titular incómodo simplemente dejarlo pasar. Mañana dejará de ser noticia y así conseguimos que se olvide todo.

Aquí no hay nada que ver y si lo hay, ya se olvidarán.