Asistí la semana pasada a la ceremonia de reajuste de competencias asignadas entre los concejales de Málaga, tras la marcha como mediopensionista del edil Andrade. Vista la larga letanía de materias que se acumulaban en unos y unas, y la frialdad con la que otros eran relegados a vagar casi al límite del sistema solar delatorriano, el panorama me pareció una película de enredos, pero sin enredos.

El alcalde es un convencido de que la mejor alternativa a él es él mismo; de ahí que, en su afán por repetir, ha pasado a rodearse de personas tan poco significadas que nadie es capaz de recordarlas, de manera que la memoria lleve al votante al sabor que ya conoce: el sabor a Paco.

El alcalde, como Jay en Clerks 2, mira a la cámara y pregunta a los espectadores ¿Me votaríais? Yo me votaría... Me votaría a saco. A saco, Paco, que nos vemos de la mano con Michael Keaton en Mis dobles, mi mujer y yo en la que un señor con una agenda inalcanzable, incapaz de delegar y con una esposa que le demanda atención, consigue clonarse y asignar tareas a sus sosias, con la mala fortuna de que cada copia le sale más torpe que la anterior, y van creando caos en la limpieza o dando paseos sin rumbo por la Gerencia de Urbanismo o echando de comer a los patos.

Termina uno casi por preferir al original, oiga: confiemos en la ciencia y, puestos a vivir en el Jurásico Tardío, que hagan el Parque De la Torre, con un ecosistema único lleno de Pacos que se discutan a si mismos. Pero que quede alguien de guardia para que pueda atender las cosas de esta ciudad.