Paul Krugman, premio Nobel de Economía, ha dicho que Trump no actúa como presidente sino como realizador de un show televisivo de éxito que capta la audiencia con tuits elementales a su favor. O que muestran sus fobias. Al día siguiente, otros, incluso contrarios. Ningún problema.

Trump ha tenido una semana dura por el registro del FBI, a instancias de Robert Mueller, el fiscal especial sobre la conexión rusa de su campaña, al despacho de su socio y abogado Michael Cohen, que pagó más de 100.000 dólares a dos mujeres que mantuvieron relaciones con el ahora presidente a cambio de un contrato que las obligaba al silencio. Y hubo rumores de despido de Mueller. Según la Constitución tiene derecho, pero el escándalo sería mayúsculo. Y el Senado prepara una ley para que no pueda hacerlo sin razón justificada y sin explicaciones.

Trump ha hablado mucho y a su modo algo caótico. Tras semanas amenazando con recargos a las importaciones chinas, ahora ha dicho que Estados Unidos podría reincorporarse al tratado comercial del Pacífico. Gran sorpresa porque rompe así un eje de su campaña y porque la retirada del tratado fue una de sus primeras medidas. La clave es que potentes agricultores americanos -y senadores de esos estados- han mostrado irritación por los posibles perjuicios a sus exportaciones a China. ¿Ha cambiado Trump? Quizás al ´reality´ del jueves le convenía. La reacción del ministro japonés de comercio exterior es ilustrativa: mañana puede decir lo contrario.

Más preocupante es lo de Siria. En respuesta a un ataque químico de Assad, Trump, irritado, tuiteó que iba a lanzar «misiles instantáneos y bonitos». E incluso habló de acción conjunta con Inglaterra y Francia. ¿Podía estar dramatizando para desviar la atención?

Luego, tras la filtración de reservas del secretario de Defensa, Jim Mattis, por la escalada con Rusia, hizo otro tuit: los misiles podían ser inminentes o retrasarse. ¿Frena el Pentágono su belicismo?

La estabilidad del mundo es imposible si el estadista con mayor poder cambia de criterio cada día por razones extrañas. Pero en noviembre hay elecciones (las de cada dos años) y los republicanos pueden perder la mayoría en la Cámara de Representantes y el Senado. Entonces el ´impeachment´ podría ser realidad. Y la retirada el miércoles de Paul Ryan, el poderoso presidente de la Cámara (antiguo candidato a la vicepresidecia de Romney) ha preocupado a muchos republicanos que veían en Ryan un líder más fiable que Trump y un gran recaudador de fondos para la campaña. Ah!, está a punto de salir el libro de James Comey, el fulminado director del FBI, que puede ser explosivo.