Málaga, desde que la fundaron los fenicios en el siglo IX a. C., ha sido un enclave ideal tanto para el comercio como para el surgimiento de nuevas ideas: la razón de existir de Málaga es la apertura. El clima y su emplazamiento han propiciado que personas de todo el mundo se establezcan aquí para buscarse la vida.

Dos de estas personas se llaman Melanie y Uli; conocen Málaga desde hace dos décadas y llevan catorce años viviendo en ella. Tienen dos niñas, dos perros y un gato. Ambos son de Gelsenkirchen (Alemania), el padre de Melanie cordobés. Ella fue primero enfermera y luego se dedicó al comercio mayorista; Uli trabajaba en la banca. Les gustaba la moda, pero se preguntaban cómo podían ser esos precios en algo que tiene tanto trabajo. De ahí surgió la idea de montar una tienda que se llama Veganized.

La tienda de Melanie y Uli es un comercio y también una forma nueva de ver la moda. Tiene esa filosofía tan sana y a la vez tan necesaria de hacerse preguntas, de no dar las cosas por supuestas, de investigar y recibir a cambio información con la que se puede empezar a cambiar el mundo, o al menos intentarlo. La ropa, si es tan barata, es que hay algo detrás, o puede que muchos algos y, sobre todo, muchos alguienes: explotación, salarios miserables, sufrimiento animal, materias tóxicas y un ansia inexplicable de tener los armarios llenos y la conciencia, más que vacía, anestesiada por la profusión de marcas, tendencias, colores, prendas, anuncios, modelos, actores y actrices sonrientes. La moda no es un trapo, son las personas que la hacen ¿dónde?, ¿en qué condiciones?, ¿de qué modo?, ¿para quién?, ¿con qué materiales? Si te haces esas preguntas, la respuesta es simple: apostar por ropa ética, confeccionada por salarios justos, vegana y de materiales de calidad, resistentes, ecológicos o reciclados. Descubres que la ropa hecha así no es cara, sino que vale lo que cuesta hacerla, y que es mejor tener un pantalón para cinco o diez años que diez pantalones para un año. Te das cuenta de que si compras ropa barata gastas lo mismo, pero como compras más, parece que gastas menos. Te sorprendes y empiezas a cambiar de ideas.

La clientela de Veganized es variada, la mitad española y la otra mitad extranjera; en 2014 se iniciaron por internet y en 2015 se decidieron a abrir tienda, en la calle Fernán González, cerca del mercado de Atarazanas, junto al aparcamiento de calle Camas. Es curioso que mucha de su clientela virtual aprovecha las vacaciones para acercarse al local, donde les atienden en español, alemán o inglés, con una disposición amable y cercana, sin juzgar a quien entra porque lleve ropa o zapatos de marcas que no concuerden con su ideario. Una visita a la tienda es una gozada y además suelen tener rebajas, con lo que la tentación es irresistible. La ropa está seleccionada con buen gusto y presenta mucha variedad. Los zapatos y los complementos son otro plato fuerte de este menú ético que es Veganized: es increíble comprobar lo que se puede hacer sin despellejar a un animal o explotar a otros seres humanos. Ya sé que duele leer esto último -y a mí escribirlo-, pero esa es la realidad que se esconde detrás del escaparate de muchas tiendas. Lo importante de esto no es sentirte culpable por lo que compras, sino comenzar a preguntarte por qué lo compras, y por eso iniciativas como Veganized son tan atractivas, ya que se atreven a cuestionar verdades asumidas durante milenios; que una iniciativa así, pionera en España, esté en nuestra ciudad es para llenarnos de orgullo.

Desde estas líneas, te recomiendo que entres en su web o, cuando bajes al centro, les visites. El proceso de tomar conciencia de todo lo que implica el mundo de la ropa y los complementos es lento y probar a cambiarlo nunca fue tan fácil. No tienes que volverte la persona más solidaria y responsable del planeta de un día para otro, pero sí puedes hacer como un día hicieron Melanie y Uli: comenzar a hacerte preguntas. Entonces verás que una de las respuestas con más encanto que hay en esta ciudad se llama Veganized.

[Más información: www.veganized.es]