Las calles se están llenando de mujeres. También en Málaga. Hasta en la cartelera de los cines, dos mujeres destacan hoy junto a la última secuela de Los Vengadores (entre los que también hay vengadoras): Fortunata y Lou Andreas Salomé. La primera es un personaje ficticio, pero tan verosímil que le ha valido un premio David de Donatello a su protagonista, Jasmine Trinca. La actriz italiana encarna a una luchadora que tras un matrimonio desastroso trata de salir adelante con su hija. La segunda mujer de la cartelera fue real. Mujeres como la psicoanalista rusa del siglo XIX Andreas-Salomé conformaron nuestro presente en femenino. Fue una mujer profundamente libre cuando ninguna mujer podía serlo. Una mujer que se negó a ser sólo «una fábrica de niños» y que marcó la vida de hombres de la talla de Nietzsche, de su amado Rainer María Rilke y, ya en su madurez, de Sigmund Freud.

No más manadas

Otra actriz, la hermosa Jessica Chastain, se ha asomado a las calles españolas desde la ventana de su cuenta de Twitter escribiendo esto: «Bajo la jurisdicción española, el delito de abuso sexual se diferencia de la violación porque no implica violencia o intimidación. ¿No hay intimidación? Cinco extraños llevando a una mujer borracha a un lugar desconocido es increíblemente aterrador e intimidante. ¿Cuántas mujeres son asesinadas cada año?» Están pasando muchas cosas al mismo tiempo. La escritora Rosa Montero, siempre imprescindible, pedía firmas por una educación para la prevención desde la Secundaria. No más manadas. Prevengamos la violencia sexual desde la Educación. Y ahí es donde está la madre de ese cordero que cree que su fálica libido bien vale una vagina aun insumisa. Para esos hombres porno educados, el resto del cuerpo apenas aprovechable, las tetas como mucho, sólo es mujer.

Educación prominente

Pero no todo hombre que comienza a sentir cómo el cerebro ordena, desde que aún es impúber, que se bombee la sangre a los cuerpos cavernosos de su genital prominente a su pesar (según la RAE, ´prominente´ es algo que se levanta o sobresale sobre lo que está a su inmediación o alrededores), es un machista. Ni un abusador o un violador, sea o no lo mismo una cosa que la otra. Ni siquiera lo es necesariamente quien disiente de quienes ya incendiaban la red en cuanto en la mañana del jueves se conocía la sentencia de La Manada, pero sin aún haber leído ni una frase de la misma. Da un poco de miedo la justicia del pueblo frente a los jueces, aunque sea el pueblo el que está detrás de la justicia mediante la representación popular en el Legislativo que es quien redacta las leyes -Código Penal incluido- que el poder Judicial debe aplicar y en un estado de Derecho aplica.

Libre, te quiero

Celebro que las mujeres hayan gritado basta (con humildad lo he manifestado públicamente en otras ocasiones). Pero se están mezclando las cosas. He podido comprobar cómo la lacra del machismo y la violencia de género están contaminando para mal la aplicación del Derecho de Familia, por ejemplo, y algunos letrados y jueces, contaminados también, contaminan a su vez a sus clientes. También he podido comprobar cómo mujeres criticaban a mujeres que también gritaban ´Basta´ sólo porque eran de otro partido político y eso las deslegitimaba, supuestamente, como mujeres iguales, para poder gritarlo también. Cuando prevalece el interés particular sobre el interés general de una reivindicación, como en ese caso, no es de extrañar que la reivindicación se vuelva de oficio y tarde o temprano desafuere. Ocurrió en el caso de la instrumentalizada Juana Rivas, que terminó siendo una bandera más mediática y política que justa, para su perjuicio. Y ocurrió el jueves con algunas manifestaciones contra la condena a La Manada. Merece la pena atreverse a reflexionar.

Abuso y violación

La norteamericana Jessica Chastain puso el dedo en la llaga: la diferencia entre abuso y violación en la legislación española. Pero no parece de recibo valorar que casi se ha absuelto a La Manada. Son nueve años de condena por abuso con prevalimiento. Por ahora, aún queda la casación. Es verdad que hay un voto particular que disiente de la condena, razonado con valoraciones desafortunadas sobre las mismas imágenes en vídeo que vieron los tres jueces. Aunque esto no es nuevo en la Justicia. Sí son felizmente nuevas las estrechas tragaderas que ya tiene la sociedad acerca de estos delitos que durante siglos ni siquiera lo fueron. Pero ni es admisible que se diga como norma general que una mujer no puede estar sola con varios hombres sin sentirse amedrentada (porque eso sería asimilar a la definición de hombre la de agresor) ni se puede pensar que esos cinco tipos, que se dedicaban a drogar a las chicas para obtener provecho sexual de ellas y vejarlas mofándose de sus hazañas en vídeo, no suponen una agresión aterradora cuando ya no puedes escapar... Porque hoy es sábado.