Felizmente, será imposible saber qué quiso la joven letona, estudiante de medicina, aparecida muerta en una casa del pueblo de Eros, en la Asturias profunda, tras haber ingerido hojas de texu (tejo). Maggie -su nombre- gustaba de andar descalza por los caminos y de la comida ecológica. Desandar el supuesto éxito del progreso es siempre juego de riesgo, pues lo dejado atrás se ha cerrado sobre sí mismo y es ya un secreto, en el que Maggie, queriendo o no, se ha refugiado para siempre. En toda la ecumene "celta" (llamémosla así), el texu es sagrado. Está muy presente en T.S. Eliot, pero más aún al lado de iglesias y capillas rurales: no plantado al lado de éstas, sino plantadas éstas junto al árbol, para hacerlo apostatar de su magia y volverla religión. Magia, Maggie, T.S., texu, Eliot, eros. Al lado del cuerpo místico de estas palabras, tánatos suena como un redoble seco y final.