¿Puedes imaginar un mundo sin arte?

El arte constituye un elemento esencial en la cultura de todo pueblo, por lo que es casi imposible imaginar un mundo sin arte. Basta con pensar, por ejemplo, en la escultura y pintura de la Antigua Grecia o del Antiguo Egipto para entender que es algo que forma parte de la vida del hombre desde siempre. Obviamente, el arte asumió diferentes funciones, según la cultura y el contexto histórico: desde las religiosas y didácticas del pasado, cuando el arte se empleaba para rendir homenaje a las divinidades y educar a los pueblos, hasta las intelectuales y expresivas más actuales. Según mi opinión, hoy en día una de las funciones principales del arte es la de expresar la creatividad y unicidad del hombre, porque vivimos en un período dominado por la globalización y la tecnología, que contribuyen a crear productos estándares y sustituibles. Por consiguiente, hoy más que nunca hace falta la presencia del arte para reafirmar la esencia del hombre y sus sentimientos más profundos, dado que muchos aspectos de nuestras vidas se han convertido en acciones mecánicas. En otras palabras, vivimos en una sociedad materialista, donde el más exitoso es el que más posee y donde no se considera mucho la interioridad de las personas; por eso, es fundamental la presencia de una dimensión en la cual cultivar nuestro espíritu para no olvidarnos de la importancia que tienen nuestra alma y nuestro intelecto. El arte es la única herramienta que le queda al hombre: tanto para expresar su verdadera personalidad e individualidad, como para emocionarse y evadir de las obligaciones de la vida cotidiana. Pongamos como ejemplo un cuadro de Salvador Dalí o un poema de Pablo Neruda: estas obras emocionaron y siguen emocionando a personas de todo el mundo, porque tienen una autenticidad inimitable y atesoran una percepción única de la realidad. Entonces, personalmente, no puedo imaginar un mundo sin arte, porque significaría arrinconar la parte más pura e íntima del ser humano. El arte nos permite mezclar razón y emoción, consciencia y creatividad, y compartirlas con los demás; el arte crea una conexión auténtica entre el artista y el público, o también entre el espectador y uno mismo, convirtiendo al hombre en protagonista y no en simple consumidor. En conclusión, este aspecto es indispensable en la sociedad moderna, caracterizada por el consumismo y la consecuente alienación de los individuos.

Alessandra Avvisati. Estepona