Este fin de semana, la ciudad vivirá signada por el blanco/negro y por ello es sustancial considerar esta distinción cromática que ha marcado la historia del siglo pasado con el actual, estigmatizado por el color. El colorido ha dado identidad a los mensajes masivos, los cuales forman parte de la difusión de las manifestaciones culturales de la modernidad y ha influido de forma determinante sobre la percepción de la vida cotidiana con toda su variedad, exageraciones, controversias e injusticias.

Para las generaciones anteriores nacidas bajo el prodigio de la fotografía y la televisión en blanco y negro, el paso de la imagen de una realidad visual a otra constituyó una alteración que se fijó en la mirada y con ella en nuestra conducta social. Así, en este presente, la cultura del color es carácter y símbolo, diversión y disciplina, sensaciones entreveradas con el sistema colectivo contemporáneo: desde el arte a las relaciones raciales, entre la política y la economía, pasando por la religión y el deporte.

Los investigadores señalan que mientras el blanco/negro trabaja en el orden temporal con la noción de pasado y en el espacial con la idea de cercanía; el color, por el contrario, desarrolla el pensamiento de presente y lejanía, respectivamente.

Tal conjetura nos sugiere que la XI edición de la Noche en Blanco de Málaga: Musas y Creadoras, con la imagen «Miradas de mujer que no vieron la luz» -como homenaje a ese cosmos femenino inspirador a otros artistas a lo largo de la historia-, tiene su paralelismo: en tono oscuro, con el pasado irrazonable de la desigualdad de género y la cercanía de su estancamiento; en matiz blanco plomizo, con un presente donde la brecha en participación política, artística y laboral ha recaído junto a una ardua lejanía para ver su final. Sensibilicémonos por la igualdad como propuesta en esta Noche en Blanco.