El aleixandrino cielo de Málaga ayer se cargaba de nubes. Esas nubes medio vacías, que venían del centro del mapa, habían descargado en Cáceres granizos como bolas de ping pon. Y ya en Madrid, el cielo velazqueño barruntaba más tormentas. Extraña primavera. O no, diría Rajoy, si no fuera porque ve cómo se forman sobre el edificio del PP, en la calle Génova (antigua sede de Rumasa, ¡Ay!, historia de España), un amenazador nubarrón de nubarrones que no deja de ennegrecer el cielo del partido a nivel nacional. Algo parecido a como se formaba el endemoniado nubarrón sobre el rascacielos donde anidaban los ectoplasmas en la divertida película Los Cazafantasmas (Ivan Reitman, 1984)

Sentencia cazafantasmas

Pero en la sentencia de la Gürtel y sus consecuencias no hay nada divertido. Ni está en la terraza del edificio, como en la película, la actriz Sigourney Weaver esperando aparearse con el mal en lencería fina. Solo aparece la ex ministra Ana Mato pagando una multa de 27.857 euros por haber aceptado regalos y viajes que no debía. Sánchez registraba ayer la que sería la cuarta moción de censura de la democracia. Pepe Bono no tardaba demasiado en advertirle a su secretario general, aunque ya no posee cargo orgánico alguno en el PSOE, que no estaría dispuesto a apoyar una moción que votase también Bildu o aplaudiesen independentistas como Quim Torra. Y eso ocurría al mismo tiempo que la vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, Andrea Levy, colgaba en su Facebook que «es evidente que fallaron los mecanismos de control exigibles para preservar el impecable funcionamiento que nuestra organización debe tener y esto ha causado incontestablemente un daño grave a nuestras siglas». Por eso, dejaba escrito, «con la humildad y la honestidad que conlleva el servicio público, creo que toca pedir disculpas».

El perdón y la resiliencia

Aquí vendría bien la canción El Perdón, de la malagueña Diana Navarro, uno de los éxitos que contiene su último disco, Resiliencia. «Por las veces que me engañaste, las promesas que no cumpliste…» Y la cualidad que encierra ese título, la resiliencia, la va a necesitar más de uno ante este batatal político en el que chapoteamos. Pero muchos políticos están donde se han ido metiendo. La Justicia, como ha destacado ya la Unión Europea, ha funcionado una vez más en España. Hasta el bigotes habrá de creerlo ahora con su absolución en este caso (aunque siga en la cárcel por una condena anterior). Más tarde que temprano, es verdad, los poderosos también van a la cárcel en esta democracia. Como acaba de ir Zaplana. De las duras condenas de prisión a las respectivas esposas de Correa y Bárcenas también se hablará, respecto al argumento de mujer florero que personalidades públicas como la Infanta argumentaron en su propia defensa. Incluso a la credibilidad del mismísimo Presidente del Gobierno le cuesta flotar bajo el peso de lo sentenciado.

Rajoy, o no

Si bien el voto particular del presidente del tribunal de la Gürtel, el magistrado Ángel Hurtado, da aire a Rajoy al manifestarse en desacuerdo con la condena al Partido Popular a título lucrativo, ni siquiera él se desmarca del párrafo de la sentencia que descuelga la espada de Damocles sobre la cabeza del PP. En concreto, el que considera probado que se creó «en paralelo un auténtico y eficaz sistema de corrupción institucional a través de mecanismos de manipulación de la contratación pública central, autonómica, y local, a través de su estrecha y continua relación con influyentes militantes de dicho partido, aquí enjuiciados, que tenían posibilidades de influir en los procedimientos de toma de decisión en la contratación pública de determinados entes y organismos públicos que dirigían o controlaban directamente a través de terceras personas». Podría servir como acepción de Corrupción en la RAE.

Dietas y más dietas

La Opinión de Málaga traía ayer la noticia de que el presidente de la Mancomunidad de la Axarquía, del PSOE, ha ido acumulando dietas y más dietas de unos 37 euros sin sentido, en algún caso por bajar de un despacho a otro del mismo edificio. Los montos totales son ridículos en comparación con los millones de la Gürtel o los ERE, pero todo rebosa en la empapada conciencia del ciudadano con conciencia (porque no todos la tienen por el mero hecho de ser gobernados y no gobernantes, deberíamos estar hartos también de las demagogias en este aspecto y de quienes las usan). Para colmo, quedan aún no pocas sentencias pendientes importantes de asuntos de corrupción.

Contradicciones

Pero los políticos que, aunque no sean perfectos, aunque tengan contradicciones (como ha reconocido Irene Montero, que «no estamos libres de contradicciones», bajo el chaparrón que le está cayendo a su pretendido chalet de lujo) y aún en medio de este batatal de oportunismo independentista y descrédito institucional, pretendan demostrar honradez y liderazgo de futuro, habrán de parecerlo más que nunca…

Porque hoy es Sábado