Sin duda es algo ominoso que con los años uno rebaje la importancia que da a las cosas que le ocurren al mundo, pero no deja de ser una liberación precoz del peso del universo (Borges). Por ejemplo, asistir en vivo y en directo a que buena parte de las nuevas generaciones y sus nuevos partidos quieran cargarse Europa, y lleven camino de ello, sin enterarse de que el final de Europa será el principio, otra vez, de la guerra, me produciría hace 25 años tristeza, miedo y angustia. Ahora, en el orden civil sólo un lamento por la estupidez humana y la incapacidad de la cultura y la información para redimirla. Queridísimos jóvenes eurófobos, seréis vosotros los que tomaréis las dramáticas decisiones prebélicas, bélicas y posbélicas, y vuestros hijos los que irán al frente. Me inquieta la cosa sólo por los inocentes (incluidos mis nietos) pero si quieren frenar la marea que se pongan a ello.