A Daniel Pérez, portavoz municipal del PSOE en Málaga, se le puso borde el otro día Al Thani en el Twitter. Y le supo a gloria. A Pérez, no al jeque. A la gente a veces se le mide por el tamaño de sus enemigos. Es mejor polemizar con el jeque que con el alcalde. Da más notoriedad. Al dueño del Málaga le ha sentado mal la iniciativa socialista de quitar su nombre de una rotonda o glorieta. Será por rotondas. Este es un país de rotondas. Se pusieron de moda en los noventa y en los dos mil y el país se llenó de rotondas.

Cuando una rotonda es rotonda a lo bestia se le llama glorieta, no por que dé gloria verla, dado que puede ser fea, más bien por el tamaño. El tamañó sí importa, tanto en los hitos urbanos como en las polémicas. IU también fue partidaria de permutar la denominación del enclave jequeril, se ve que la izquierda es más fan de los cambios de calles. La derecha en esto es más conservadora. Por eso es derecha, por conservadora. Por eso conserva nombres de dudoso gusto en los callejeros de todo el suelo patrio. A Daniel Pérez le ha caído alguna crítica por «buscar una notoriedad fácil». Es obvio que quienes lo critican buscan también notoriedad.

Este periódico realizó una encuesta sobre el asunto rotondesco y salió por mayoría abrumadora que había que quitar el nombre de Al-Thani. O sea que Pérez recoge el sentir popular. La política local ha tenido otros álgidos momentos, pero esta ha sido una semana en la que con lo de Zidane y la moción ha quedado todo como en un cuarto plano. Cuarto plano es un concepto polisémico. Puede ser una habitación sin baches o lo que va después del tercer plano. Otro momento interesante fue la presencia de Moreno Bonilla en la nominación de Margarita del Cid como candidata a la alcaldía de Torremolinos. Bonilla trajo toda la adjetivación positiva y superlativa que le cabía en la mochila para esparcirla en el acto y sobre la testa de Del Cid. Parecía que del Cid aspiraba a reinar más que a ser alcaldesa.

El evento fue cercado por varios cientos de partidarios de Pedro Fernández Montes, exalcalde popular de Torremolinos, que no sabe si cortarse las venas o fundar otro partido. Profirieron pancartas y exhibieron gritos los partidarios de Montes y de echarse al monte. En un municipio en el que hay cierto arraigo de Vox, que ya tiene líder y posible candidato, procedente de Ciudadanos, y que por tanto podría albergar tres opciones de derechas en las próximas elecciones locales. O cuatro, contando a Ciudadanos. En Torremolinos también hay un montón de rotondas, pero menos polémicas a cuenta de sus nombres. No es raro, es un municipio donde puedes quedar en la esquina de Marifé de Triana con Brigitte Bardot, lo cual resulta más atractivo y cool (antaño un punto casposo) que quedar en Plutarco por ejemplo. O en Queipo de Llano, cosa que puede pasar en otras ciudades de España. También hay en Torremolinos una gran rotonda, en Playamar, a la que la gente con su gracejo habitual llama la rotonda de los gordos. Y es que hay unas orondas figuras (que, por cierto, parecen, al haber sido sacadas de un cuadro, o sea de su contexto, una estampa del realismo soviético). Son en realidad de Picasso, del que una vez dijo Montes que no le ponía una calle «por comunista». Luego rectificó. Montes, no Picasso. Quien si tuviera rotondas en su honor no serían redondas al uso y sí picassianas, o sea, angulosas, como poliédricas.