La derecha busca líder. Rivera no quiere ese cetro. Rivera quiere ser presidente del Gobierno y amo de la bandera. Superman trasversal. Rajoy es la imagen de que en la vida hay que contar con lo inesperado. La vida son las mociones de censura que nos pasan mientras nos empeñamos en seguir haciendo planes. Seguramente el nuevo presidente del PP será uno de esos que se barajan: Feijóo, Ana Pastor, Cospedal o Soraya Sáenz de Santamaría, seguramente, pero tiene el cronista para sí que son nombres también quemados y que seguirán a la larga, tal vez con la excepción del ahora periférico Feijóo, contagiando al PP de esa imagen de organización corrupta que extrae dinero público y privado con malas artes para financiarse y para repartir cuantiosos sobres mensuales a todos sus dirigentes. Renovación o nada.

Tampoco le vendría mal una reafirmación ideológica. Lo más presentable que tienen en este sentido (algo piensa el hombre) es a Margallo, así que fíjense.

Margallo es un gallo de tertulias que ocupa sus mañanas Anarroseando en Tele 5, rajando de Soraya y diciendo cada vez que puede que ha escrito muchos libros. A ver si es Pérez-Reverte disfrazado. Margallo, extitular de Exteriores, es locuaz y a uno le cae simpático como cae simpático ese amigo un poco bocas, veleidoso, que no dice que no a la última cerveza pero que de vez en cuando no coge el teléfono.

Se podría incluso acuñar el verbo margallear, que es lo que se hace en un café a la caída del sol con un buen puro y toda la mar enfrente, o sea, especular levemente sobre las vidas, haciendas y futuro de los demás a sabiendas de poseer momio o canonjía en forma de pensión vitalicia nutritiva. Otro orujo.

Algunos interpretan que el PP tiene un problema. Yo creo que yéndose Rajoy lo que tiene es un problema menos. El nuevo Gobierno emite mensajes fuertes. Borrell como antídoto a las imbecilidades racistas, pero también como intelectual sin complejos frente al nacionalismo moderado o sin moderar. Meritxell Batet como catalana manejando las administraciones públicas, la Hacienda para la andaluza Montero, para que no haya suspicacias en el sur en estos tiempos de cuponazos o apetencias asimétricas. La Igualdad elevada a rango de vicepresidencia, con una Carmen Calvo que demuestra, como ya nos enseñara Lázaro, que son posibles las resurrecciones. Hay caras nuevas y un Ábalos que repite el modelo de Pepiño Blanco, que también compatibilizó el Ministerio de Fomento con el mando del PSOE. Con Carmen Montón se certifica, como no podía ser menos en un Gobierno socialista, que la defensa de la sanidad pública y universal, gratuita y de calidad ha de ser prioritaria. Montón se dedicó a desmontar estos años las concesiones a privados en Valencia que había hecho el PP.

Podemos insiste en que quiere entrar. Como los niños chicos en las fiestas de los mayores. Ramón Espinar dijo en RNE que nada de conformarse con ocupar segundos escalones de la Administración, sin disimular que les apetecería TVE. Yo como jefe de informativos, no lo veo.

Sólo con que este Gobierno hiciera una televisión pública decente (como lo era en la etapa de Zapatero) habría (casi) merecido la pena. Sánchez tiene suerte, nadie puede negarlo. Otra cosa es cómo la administre. Ahí, como ejemplo de que la suerte le sonríe, está un importante cambio mediático que en principio podría favorecerle, no en vano es de donde le venían las principales hostias. Justas en muchos casos, todo hay que decirlo. Contará también con la naturaleza (volubilidad) humana. O sea, no falta gente que acuda en rápido auxilio del vencedor. Comienzan a florecer sanchistas, o sea.