Se acabó la final de la NBA. Se cumplieron los pronósticos de los que más saben y un incontestable cuatro a cero le ha dado el título a Golden State Warriors. Muy a mi pesar. Y no porque no quisiera que ganaran los Warriors, sino porque quería una final con más partidos. Siete hubiese sido perfecto. Aunque me hubiese conformado con seis. O cinco. Solo cuatro partidos saben a poco. Sinceramente, después de ver el primer partido pensé que era posible. Pero los chicos de Steve Kerr (¡vaya entrenador!) dejaron claro en el segundo y el tercero que no había color. Y en el cuarto, los Cavs demostraron ser unos muertos vivientes con un Lebron James que bajó su rendimiento muchísimo después del increíble primer partido de la serie en el que anotó cincuenta y un puntos. Algo que no entiendes hasta que lees que jugó los tres siguientes partidos con la mano rota.

Durante esta final, ha surgido un bonito tema de debate. ¿Es mejor Lebron que Michael Jordan o Kobe Bryant? ¿Cuál de estos tres es el mejor jugador de la historia? Si nos atenemos al palmarés para intentar responder de una manera cuantitativa, se lleva más gloria el gran Michael Jordan. Esto es un dato incontestable. Seis anillos de la NBA, cinco MVP de temporada y seis MVP en finales. En esto sale perjudicado Lebron por el simple hecho de que todavía está jugando, por lo que tiene posibilidad de conseguir más títulos, lógicamente.

Me sorprende en esta bonita polémica que no se incluyan jugadores como Kevin Durant, un jugador del siglo XXI que midiendo doscientos seis centímetros es capaz de botar el balón como un base, tirar de tres, rebotear, jugar al poste... ¡Una pasada! O al gran Kareem Abdul-Jabbar, que marcó una época cuando se jugaba con pívots y estos aportaban otras cosas que no bloquear y rebotear. O incluso Stephen Curry, posiblemente el mejor tirador que hayamos visto, capaz de meter a nueve metros como si de tiros libres se tratara.

Creo que en este debate debemos analizar qué son capaces (fueron en el caso de los ya retirados) de hacer estos jugadores en la cancha. Y esto implica introducir una variable en la ecuación que no es otra que a cada uno nos gustará más el tipo de juego de uno u otro, añadiendo subjetividad al debate y análisis.

Ahora bien, no podemos olvidar que casi todos ellos son jugadores que juegan en diferentes posiciones, detalle a tener muy en cuenta. Pero más importante me parece tener presente que también son jugadores de diferentes épocas y quizás este aspecto hace imposible la comparación. Y es que el baloncesto que se hace ahora es bastante diferente al que se hacía en la época de Kobe, que también era distinto al que se hacía en la etapa de Jordan. Ya no os digo nada del baloncesto que se jugaba en la época de Jabbar.

El baloncesto evoluciona sin parar. La velocidad, la intensidad, la energía, los cuerpos, la defensa con la que se juega ahora es totalmente diferente al de épocas anteriores. Hoy día es increíble ver desde dónde son capaces de tirar ahora con una comodidad y efectividad sorprendentes. Además, añadiendo una velocidad de ejecución mucho más alta y contra defensas más agresivas.

Por todo esto creo que en vez de compararles, lo que debemos hacer es disfrutar del juego de estos jugadores, capaces de protagonizar acciones de una gran dificultad pero que ellos hacen que parezcan sencillas. Disfrutar de los de ahora y de los de antes, algo que es muy sencillo hoy día gracias a internet, y que no podemos olvidar puesto que ellos también marcaron una época en nuestro deporte. Quizás así, viendo a jugadores como Olajuwon o Jabbar, nos da por recuperar el juego al poste bajo, algo que me da a mí que se ha perdido más por desconocimiento de los entrenadores que por incapacidad de los jugadores. Aunque también debemos considerar que los entrenadores tienen parte de mérito en que ahora todos los jugadores tiren y sean capaces de hacerlo desde distancias impensables hace unos años.