De niño, a un señor que vestía camisa azul y algo decía de la Falange le pregunté qué era, y el contestó que la Falange era un estilo. Me quedé como estaba sobre la Falange, pero viendo otras cosas me fui haciendo idea de lo que era el estilo. Hay una nueva tanda de líderes del mundo cuya nota común es el estilo. En el extremo está Kim, un poco más rebajado de color Trump, un poco más (según momentos) Viktor Orbán, de Hungría, ex equo con Marine Le Pen, pero ahora sale en tromba al campo Matteo Salvini, un fruto amargo del país donde alguien (Andreotii) dijo que en la política española «manca finezza». Luego está Netanhayu. A este paso acabaremos siendo los más finos del orbe. Al lado de alguno de los estilistas anteriores, el turco Erdogán casi parece un gentleman. Poco a poco van cayendo casillas, y el estilo de la política toma ese color, que no es siquiera azul, sino marrón.