Panorama político confuso

Parece claro que en el panorama político que ahora se abre ante nuestros ojos se atisba con diáfana claridad a quienes ganan y a quienes pierden. No cabe duda de que ganan los socialistas de la mano de un hábil secretario general del partido que ha sabido, no se sabe si sibilinamente, granjearse la adhesión de quienes se suponía a priori que eran sus enemigos, si no encarnizados, sí adversos a sus ideales, y a quienes en connivencia con Rajoy les había venido mostrando si no una firme hostilidad, sí una evidente repulsa en su recalcitrante ideario de desestabilizar España.

En la puja por alojarse en la Moncloa, Sánchez, capitaneando un partido con apenas 84 escaños, logró dar forma a un Gobierno, obviando el paso por unas urnas que se le mostraron con terquedad esquivas en reiterados intentos. Salen vivamente tocados Ciudadanos y Podemos, el primero, con un futuro alegador para orillar en el poder hace unas semanas, pero que ahora se les muestra peliaguda esas intenciones; y el otro, porque se pone más de manifiesto si cabe un considerable bajón en sus expectativas de granjearse la estimación de los votantes. Lo mismo cabría decir del PNV, que no pareció que calibrase con acierto su decisión de volverle las espaldas al Partido Popular, pese a defenestrarlo ostensiblemente.

El bipartidismo se abre paso de nuevo: las encuestas así lo afirman con rotundidad. PSOE y PP entrarán en liza para disputarse la batalla final, que a juzgar de doctos analistas políticos es una batalla encarnizada que se librará más pronto que tarde. Los socialistas al parecer disponen de un tiempo limitado para alzarse en una victoria final (un impacto en su línea de flotación ha sido la renuncia del ministro de Cultura y Deportes, por motivos que le imputa Hacienda, convirtiéndole en el ministro más breve de la democracia); y los populares tienen tiempo de enjugarse sus penas por haber sido aherrojados a la oposición y mostrar su valer, una vez remozado con figuras políticas que nada tengan que ver con algunas de las que labraron su destierro recién acontecido.

Hay quienes ganan y quienes pierden en el terreno político del país. Se avecinan, por ello, días que, si no suspenderán el ánimo por su interés, sí presentan todos los ingredientes para que se sigan sus mudanzas que se nos antojan cuando menos pintorescas. Panorama confuso es el que en definitiva se otea en el horizonte.

José BecerraMálaga