Szczepan Wazcynski es uno de los grandes referentes del baloncesto polaco. Nacido en 1938 jugó 174 partidos en la Primera División polaca anotando mas de 2.000 puntos. Como entrenador dirigió casi 100 partidos con un 70% de victorias, jugó con la selección y trabajó en la selección femenina. Fue árbitro, directivo de la Liga y hasta creó un equipo donde entrenó a 4 de sus nietos, entre ellos el jugador del Unicaja Adam Wazcynski. Szczepan además de su dedicación al baloncesto era físico de profesión especializado en tecnología electrónica. Falleció en 2003 de manera repentina y todos los años el baloncesto de Torum celebra un partido homenaje en su recuerdo.

Wiltold Wazcynski fue jugador de baloncesto y a su retirada se ha dedicado a la política deportiva. Es concejal en el ayuntamiento de Torum con competencias sobre cultura y deportes. Creó con su padre un equipo de baloncesto en Torum para que sus dos hijos Wiltold y Adam, y sus dos sobrinos Michael y Karol Marciniak pudieran jugar. Como no tenían pista para jugar tiró de los contactos de su padre para que el ejército les dejara una instalación para jugar. No era gran cosa, de hecho la línea de tres puntos tocaba con la pared, pero el club dio sus primeros pasos dentro del Centro de entrenamiento de la escuela de artillería de oficiales del ejército polaco en Torum.

En aquel primer equipo de Adam destacaban dos jugadores, Michal Bruz que después de un golpe en un partido en el que perdió parte de sus dientes dejó el baloncesto de alto nivel y Michal Chwialkowski, que ahora es un reputado DJ y miembro de la banda de Hip Hop The Retumers.

Adam era un alumno brillante y un jugador ejemplar. A los 14 años llegaba a jugar hasta 5 partidos cada fin de semana, desde el cadete hasta el senior. Con tanto tiempo dedicado a familia, libros y pelota, las anécdotas sobre él es que no hay anécdotas, como recuerdan nuestros compañeros de Przeglad Sportowy: «uno de los entrenadores nos contó que una vez se escapó todo el equipo del Prokom júnior a una discoteca y llegaron al amanecer. Adam no podía recordarlo, lo revisamos a fondo y resultó que él€ fue el único que se quedó en el hotel» para concluir que a nivel de anécdotas la vida de Adam es aburrida.

Un abuelo, un padre y un hermano que jugaban con éxito al baloncesto no debía parecer suficiente a Adam porque resulta que su mujer, Natalia Niewrzawa, también fue una buena jugadora de baloncesto. Mientras ambos pudieron compatibilizar sus carreras jugó con la pelota naranja a un gran nivel. El suegro de Adam, Pawel Niewrzawa, es una personalidad del balonmano polaco. Ha sido jugador y entrenador y su cuñado Andrej también juega al balonmano de manera profesional. A pesar de eso nunca se ha sentido presionado por su apellido y afirma que sólo le motivó «para seguir trabajando duro».

«Nunca me tuvieron que convencer para jugar al baloncesto. Era parte de mi sangre». Por eso aunque realizó sus pinitos como portero de fútbol nunca dudó donde estaba su futuro y el de su familia. Sus hijos deberán elegir si siguen con el baloncesto de la familia de su padre (por ahora se les ve habitualmente jugar en las pistas exteriores de Los Guindos) o el balonmano de la familia de su madre, o si simplemente siguen su propio camino. Eso lo dirá el futuro. Lo que nos dice el presente es que al menos la familia Wazcynski seguirá un año más afincada en Málaga. Suerte€