El alcalde más importante que el PP tiene en toda España, el de Málaga, Francisco de la Torre, queda señalado como el principal baluarte del cospedalismo perdedor. Es líder de la facción a exterminar. En Málaga capital, la derrota del regidor es más evidente y dolorosa: 208 votos para Soraya Sáenz de Santamaría, 62 para Pablo Casado y sólo 27 para Dolores de Cospedal. Estos datos, por cierto, fueron insistentemente facilitados a los medios la noche del jueves por Elías Bendodo y su entorno, añadiendo mensajitos valorativos y dañinos para la imagen del alcalde. La guerra entre el regidor y el presidente de su partido es cruel, a muerte y perjudicará seguramente al PP provincial.

El oficialismo pepero malagueño tuvo un primer acceso de euforia por el hecho de que Soraya quedara primera. Apostaron bien, legítimamente. Pero no han ganado. Sólo ha concluido el primer tiempo. Lo previsible es que el cospedalismo dé sus votos a Casado y que Soraya quede derrotada. Eso es lo previsible, así que obviamente puede que no sea lo que pase. Sí. Hay tiempo para conspiraciones, golpes de efectos, alianzas extrañas o todo lo contrario. Cualquiera sabe, aunque se intuye un auge del casadismo, que siendo el más joven representa el PP más tradicional y majete, cuñadil, buen yerno, aznarista, tradicional y eso. Si es que no le cae una imputación por ese máster y tiene que irse. A su casa. Aunque también podría irse a estudiar.

A Bendodo le interesa que el alcalde salga tocado de todo esto. Podría incluso sustituirlo antes de tiempo. Pero claro, que quede tocado pero no tanto como para dejarlo desacreditado como cartel electoral. Es muy probable que el regidor intente que Bendodo no vaya en su lista. Así están las cosas.

Después del cónclave nacional que ha de decidir entre entre Soraya y Casado, habrá congresos regionales y provinciales. Viene un tiempo muy distinto para el Partido Popular.

Moreno Bonilla, presidente del PP andaluz, ha evitado el peor escenario: que ganara Cospedal, que lo habría mandado al ostracismo. O peor, lo habría debilitado para mandarlo a las elecciones autonómicas hecho un Cristo para que se diera una buena hostia electoral y quedara amortizado. Puede que sea eso lo que a Bendodo le tiente hacer con el alcalde, aunque si el alcalde no gana no puede dejar la alcaldía a Bendodo.

Tras todas estas cuitas internas, con el reguero de cadáveres que deje el enfrentamiento y si la renovación, a nivel nacional, no es creíble ni interesante ni surte el efecto de hacer de las siglas peperas una opción atractiva, la cosa se le podría complicar mucho al PP. Con el auge electoral de los socialistas por mor de ostentar el Gobierno y la consolidación de Ciudadanos. Nadie habla de ideas ni de modernizar el mensaje. Y ahora encima se ha sabido que los afiliados en realidad son cuatro gatos. Tres de ellos con cargo. Veremos.