Panorama sombrío

Se había puesto las miras y las esperanzas en que la insumisión de los catalanes insurrectos tocaría su punto final mediante una componenda arbitrada por Pedro Sánchez que les contentaría. Se ha visto que no ha ocurrido así: el desafío catalán sigue imperando en los sediciosos que insisten con tesón en su arbitraria posición de desgajarse del resto de España. Ante la transigencia de Sánchez, que continúa echando balones fuera en tan espinosa cuestión, y la inoperancia del Partido Popular, que hoy por hoy da pasos de ciego absorto en la tesitura de elegir un nuevo líder o lideresa que dirija su destino en los próximos años, los insurrectos catalanes no parece que vayan a dar su brazo a torcer de momento, empeñados en la consecución de su ansiada independencia. Quienes miramos entre absortos y temerosos los acontecimientos que la actualidad de la política española nos depara no podemos por menos que mirar con recelo y temor fundados el escenario en el que esta se desarrolla. Por un lado, un PP descabezado en su gobernanza por mor de la búsqueda de un nuevo líder cuyos aspirantes a serlo se arrojan los trastos de la discordia a la cabeza. Por otro, las discrepancias de Rivera, ahora solo ante los embates sediciosos de los catalanistas a ultranza, que no parecen que hagan mella en quienes se ensalzan en esta batalla poco menos que campal de los populares entre sí por ocupar el poder en su propia casa y los socialistas transigentes, en los que se vislumbran cejos de entendimiento con los insurrectos catalanes. El problema catalán subsiste, no sabemos si con mayor virulencia; y el pueblo colocará a cada uno en su sitio, si quienes debían evitarlo hicieron caso omiso del clamor popular. Un panorama desalentador y sombrío se vislumbra en la lontananza, que padeceremos todos si quienes debieran no se ponen manos a la obra.

José BecerraMálaga

Un obispo obseso

El escándalo ha llegado ya a tal extremo que hasta un destacado católico como el socialista José Bono ha pedido su dimisión, ya que, acaba de afirmar en televisión, el obispo de Alcalá de Henares «tiene la cabeza llena de semen, porque no hace sino inventarse tratamientos para curar la homosexualidad». Mejor sería, se ha comentado, que ese prelado inventara tratamientos contra la pederastia, tan escandalosa en el clero.

Juan Gómez VadilloMálaga