Hubo una época en que muchos miraban con admiración a las figuras de la izquierda italiana: gentes de la categoría intelectual de Berlinguer, Amendola o Napolitano.

Luego vinieron socialistas golfos como el primer ministro Bettino Craxi, que huyó a Túnez para no tener que cumplir las condenas que pesaban sobre él por corrupción.

Y a partir de ahí empezó un declive de la izquierda que no ha parado hasta ahora, con aparátchiks, tecnócratas y personajes mediáticos e insubstanciales, de los que el ejemplo más reciente es Matteo Renzi.

Ese ex boy scout procedente de los círculos católicos que prometía poner patas arriba el país para acabar con todos sus vicios, pero que demostró ser sólo un bluf y se dispone ahora a conducir un programa de TV sobre las bellezas de Italia y de Florencia, la ciudad de que fue alcalde.

Como ha escrito el filósofo Massiomo Cacciari, Italia atraviesa un cambio de época en el que las palabras de la izquierda y del catolicismo social y democrático resuenan en el vacío.

Gentes como Bersani o D´Alema serán recordados sobre todo por haber protagonizado alguna mini-escisión con cualquier pretexto mientras la izquierda seguía hundiéndose.

Como escribe el director del semanario L´Espresso, Marco Damilano, el Partido Democrático, heredero de ´L´ Olivo´, de Prodi, ya no existe. ¡Y no hablemos de los grupúsculos a su izquierda.

La izquierda italiana «se ha quedado sin raíces, pero también sin alas. Y sin tierra y sin cielo», constata con amargura el periodista.

Y agrega: «sin la tierra de los intereses corpóreos y el cielo de los valores por los que merece la pena luchar, los principios no negociables como la dignidad de las personas, la igualdad y libertad».

Pero también sin la reflexión y la duda que permiten que nos hagamos preguntas sobre el presente y el futuro. Y esto vale lo mismo para Italia que cualquiera de nuestros países.

¿Dónde están hoy, habría que preguntarse, los intelectuales de izquierda? ¿Cuáles son sus visiones del mundo, si es que tienen alguna? ¿Qué pueden oponer al pensamiento único de la derecha o a los populismos parafascistas como única alternativa?