Estás cagando. Suena con estridencia el politono de llamada de un móvil en el excusado de la derecha. En el camping los retretes van de lado a lado como si fueran las cabinas de un vagón de tren en el que no hubiera otra cosa que váteres para sentarse. A pesar del perreo musical de la llamada, quien dice Diga debe de ser ya un anciano por su voz. Responde muy alto, lo que informa de una posible sordera, que él no entiende nada de lo que le cuentan pero que tampoco necesita nada de lo que le venden. Intuyes que se trata de una llamada comercial. También tú llevas recibiendo ese tipo de llamadas con una insistencia que no recordabas desde que comenzó el verano. ¿Sabrá el operario que el anciano con marcado acento del interior al que trata de encasquetar una conexión por fibra óptica, además de no saber navegar por internet, está cagando mientras le habla?

Caganda

Lo del retrete es seguir provocando un poco en estos artículos de verano (que, como ya advertí, se escriben con el cerebro enfundado en un bañador hawaiano). Por provocar habría que escribir que el anciano estaba cagando y las mujeres que quizá hubiese en los retretes de los baños femeninos estaban caganda. Por la polémica resucitada ante la posible invasión política de la RAE, cuyo comienzo sería pretender corregir en la Constitución los términos masculinos que engloban los dos géneros. Empezando por doblar los inclusivos españoles y ciudadanos para reescribirlos como españoles y españolas y ciudadanos y ciudadanas. Y así. Continuar por esa vía -y sin pretender menospreciar los esfuerzos para visibilizar a las mujeres que el evidente machismo empleó siglos en ocultar- nos llevaría a un cansancio lingüístico y a, no sé; a que una palabra como 'seres', por ejemplo, que es masculina, pero se refiere a cualquier género, termine doblándose por 'seras', como se hizo con aquel "miembras". Lo que llevaría a que algunos provocadores de signo contrario, argumentando defensa propia como hablantes, exigiesen que la palabra 'personas', por poner otro ejemplo, que es femenina e igualmente inclusiva de ambos géneros, se doblara por 'personos'.

Sanea y miento

El anciano no ha terminado, intuyes, cuando le vuelve a sonar el móvil. Tú sí, pero sigues sentado, ya vestido, mientras lees, en esa privacidad incomparable del cuarto de baño y la puerta cerrada, la factura de Emasa que te has llevado plegada en el cordón del bañador. Una factura que no deja de subir cada dos meses, como si la misma agua que usabais en casa cuando se pagaba mucho menos se hubiese derramado por los circuitos de los nuevos contadores rompiéndolos todos a la vez, por lo que te comentan los vecinos de tu urbanización. Te vuelven a entrar ganas de evacuar el vientre cuando llegas al casillero del canon de depuración ése que cobra la Junta para el saneamiento integral, que nunca es integral ni, por lo tanto, saneamiento (es curioso que doblar ese vocablo dé como resultante estos dos: sanea y miento).

Ultracuerpos

Sueles empatizar mucho con los comerciales que hacen bien su invasivo trabajo, siempre que te sientas respetado y atisbes un mínimo de pudor en quien, sin haber sido requerido, te está vendiendo algo. Lo contrario te saca de quicio. A veces, aunque con educación les agradezcas su oferta y les digas que no o que no puedes atenderles en ese momento, algunos insisten e insisten como si les pagaran por segundo que te mantengan enganchado al teléfono. No sientes que te estén rogando que les atiendas porque se ganan la vida si lo haces, sólo que anteponen su propio problema a los que tú puedas tener. Eres alguien a quien ordeñar y casi a quien ordenar. Cuando sueltan su aprendida letanía sin parar te recuerdan a esas secuencias en las que el poli bueno le dice a la víctima que siga hablando con el malo hasta poder localizar la llamada, generando en el espectador una ansiedad creciente que suele terminar en nada, ya que el malo se las sabe todas y siempre cuelga en el último segundo o está llamando desde un teléfono intervenido con otro y cruzado con el de la moto y más allá y engaña a todos los ingenieros de comunicaciones del FBI.

Supercalifragilístico

Anteanoche pusieron Mary Poppins como actividad para los chiquillos en el camping. Estuve viéndola con mi hijo un rato cuando fuimos a llevarle un bocadillo. Me quedé mirando los rostros de Julie Andrews y Dick Van Dyke cuando ambos sobrevuelan con los niños los tejados y ascienden por escaleras del humo que sale por las chimeneas. No sé por qué, pero sus rostros se me asemejaron a los de Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría, a quienes imaginé cantando y bailando juntos chinchivirí primarias chinchivirí. Sabrá el PP la oportunidad que quizá está desaprovechando y lo poco que puede ganar si quien gana lo que gana es la guerra. Otro día lo hablamos, que mañana es quince y ya nos hemos cargado la primera mitad de julio, como si esto fuera eterno... porque hoy es sábado.