Me podría titular Llarena archiva, o Llarena absuelve, pero estos verbos pecan de juridicidad. Se necesita una acción más bíblica. Llarena perdona, contagiado de la divinidad que ha caracterizado su ejecutoria de autoridad única sobre la independencia de Cataluña. El magistrado jaleado hasta la náusea deja de perseguir a los peores delincuentes de la historia de España, por mantenerse en la prosa maximalista de quienes habían elevado al juez a los altares. Tras el Supremo perdón, cesa la persecución en los países de destino de Puigdemont y compañía, que ya son oficialmente exiliados políticos.

El Tribunal Supremo ha suspendido el examen de la justicia europea. En un régimen meritocrático, alguien debería explicar cómo ha alcanzado un sillón en esa instancia judicial celestial el peor instructor de España. O se equivoca clamorosamente al retirar euroórdenes en todos los países afectados, o las cursó desde una escandalosa ignorancia sobre su desenlace. No puede haber acertado al exigir la devolución y al renunciar a ella, aunque sí es posible que se haya equivocado en ambas ocasiones. Arrastrando tras de sí a un país entero.

Llarena sitúa en España la última democracia europea, pero a estas alturas ya no convence ni a sus fervorosos. Los juristas insisten en que hay nueve personas en la prisión por culpa de los fugados, pero ese castigo lacerante no repercute en una persecución a ultranza de los huidos, sino en su perdón. Al margen de que obliga a considerar hecho probado que la consellera de Familia montó una rebelión violenta, a espaldas de su president. Como mínimo, se debería dar la posibilidad a los presos de elegir entre el exilio y la cárcel. En contra de la pretensión del Supremo, Bélgica, Alemania o Escocia han sido escrupulosos en su respeto a las instituciones españolas, hasta el punto de considerar que las acusaciones contra el presidente elegido de un Estado/Land/Nacionalidad requieren de la solidez aneja a la entidad que representa. Llarena lo ha perdido todo por su convicción de que no debía dar explicaciones.