El PSOE se resiente

Anunció Pedro Sánchez antes de su investidura como presidente del Gobierno que adelantaría elecciones, algo de lo que ahora se desdice a remolque de los últimos acaecimientos acaecidos en la vida política del país. Luego, no mucho después de su investidura, arguyó que no era previsible un adelanto electoral, para ahora volver de nuevo al sonsonete de que el adelanto próximo de abrir las urnas podría ser una cuestión a considerar para fechas próximas. Entre los contratiempos que restan posibilidad a que su anuncio primigenio y formal se retrase en su ejecutoria, cuenta y mucho la actitud del PP, con su flamante líder a la cabeza y el PDECat, tirado a monte. Cada uno por su lado, restan consistencia a la legislatura y la abocan a una nueva consulta más pronto que tarde.

La legislatura es probable que se resienta si las dos formaciones políticas mencionadas se reafirman en sus posturas. La primera, ante la posibilidad nada descabellada de que su nuevo líder, Pablo Casado, no acepte ni de por bueno el techo de gasto enunciado por las huestes de Sánchez, en concreto por boca de la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, quién afirma que sería absurdo, en el caso mantenerse esta actitud, esperar sin obstáculos mantener la negativa de elecciones a corto plazo.

Los planes para el actual Gobierno se complican a ojos vista. El proceder del PP, que vuelve a pisar fuerte, unido a la intransigencia del PDECat, ahora reforzado al tomar de nuevo las riendas del partido Carles Puigdemont, echado al monte, la estabilidad se resquebraja. No dudan los socialistas en afirmar que «un nuevo escenario se contempla». La debilidad e inoperancia a la fuerza a que subyace en el mermado número de Diputados (84) en el Parlamento reaparecen con mayor virulencia y pueden hacer que Sánchez y su Gobierno se tambaleen. Algo que es presumible que ocurra como principio a la guerra que sin cuartel declarará Casado y que «tiene la intención de poner a prueba al Gobierno». Algo que a nadie va a sorprender y que no puede por menos que soliviantar a las huestes de Sánchez, que se las prometían muy felices. Por ejemplo, con el nombramiento de Rosa María Mateo (una profesional de la comunicación como la copa de un pino, de intachable profesionalidad, todo hay que decirlo) como administradora provisional de RTVE, una propuesta naufragada a raíz de los dimes y diretes de los nuevos protagonistas de la política del país.

Sorprende que desde el PSOE se pida al PP que sea responsable, cuando Sánchez no tiene reparos en entablar conversaciones con los independentistas catalanes en contra del parecer generalizado en nuestro país, y que muchos no tienen por menos que catalogar como una actitud poco edificante.

El ciudadano de a pie contempla absorto este tira y afloja de nuestros políticos de la nueva ola, empeñados reafirmar su liderazgo pese a quien pese y en contra de los designios y de las apetencias del sentir generar y de manifestar una reprobable actitud, germen del coloquial «quítate tú para ponerme yo».

José BecerraMálaga