Descartada la posibilidad de superar las dos Españas mediante procedimientos de comprensión y compresión (diluir y compactar), se trataría de asegurar su coexistencia pacífica a largo plazo. En realidad puede no ser tan malo que en España haya dos Españas y varias naciones. A fin de cuentas la única experiencia histórica reciente que tenemos de una España nacional era bastante opresiva, y por ella no corría el aire. Sólo hace falta que las dos Españas y sus naciones, aunque se miren con desconfianza y cada una juegue a ser como se imagine que es, no se odien. El actual gobierno, cuyos apoyos se parecen mucho a los del lado de la República en la Guerra Civil (izquierdas -evitemos hablar de Frente Popular- y nacionalismos vasco y catalán), debería buscar amplios consensos, y la actual oposición facilitarlos. Ahí es donde se probaría ese interés por el interés general que predican.