Dolors Montserrat es aguerrida, mujer y catalana. Un perfil más que interesante para cambiar la imagen que del PP daba Rafael Hernando, que ha sido malencarado, tendente al exabrupto faltón o estrambótico y muy sectario. Y no es una crítica. Es que son esas las características que ha de tener un portavoz de un grupo parlamentario. Un portavoz parlamentario está todo el día saliendo en las televisiones. Es la cara del partido. No la cara amable, la cara a partir. A Montserrat le toca now poner a parir al Gobierno Sánchez y al propio Sánchez y seguramente la plataforma mediática, la fama y notoriedad, de la que va a disfrutar a partir de ahora le permitirán en el futuro ser la candidata del PP a la Generalitat.

Teodoro García Egea, hasta ahora muy conocido en su casa a la hora de cenar, que lo de ir a casa a mediodía a almorzar se está poniendo complicado, será secretario general en sustitución de María Dolores de Cospedal, que ha sido despedida en diferido por la militancia. Creía tener el partido controlado. Tan controlado lo tenía, y tanta gala hacía de ello, que la gran mayoría de los que votaron en las primarias quisieron como venganza librarse del yugo, desanudarse el dogal y apostaron o por Casado o por Santamaría. Ésta está cometiendo un raro error: no acudirá al primer comité ejecutivo del PP presidido por Casado. Esto significa escenificar un cabreo, dar un portazo. Pero tendrá consecuencias: si quiere guerra, la guerra será total y los que apostaron por ella en provincias sufrirán castigo. O ninguneo. No serán promocionados. O se les dejará estrellarse en los próximos comicios para ser sustituidos luego. No es el clima de enfrentamiento lo que querían los presidentes provinciales. Santamaría apela de constante a que tiene un 43% del partido. Bien se les podría denominar a los de su facción los del coñac, dado que no dejan de pedir un 43. Ustedes se acordarán del famoso lícor. Esperanza Oña (tuit inédito: «Y Oña dijo: «perded toda esperanza») entra en la dirección nacional pero no en puesto de relumbrón. Pero sale del ostracismo y más que saldrá. Zoido presidirá el comité electoral nacional, lo cual es cero relumbrón pero un juguetito que da influencia. En las campañas y en las listas. Influencia contra su enemigo Moreno Bonilla, por ejemplo.