Quizás Santiago Arrospide Sarasola, Santi Potros, podría prestar ahora un servicio a la sociedad: explicar de forma sencilla, y sin retórica alguna, por qué lo hizo, y me refiero en concreto a montar el atentado de Hipercor. Hay papeles, doctrinas, teorías, más o menos conocidas, sobre el discurso de ETA y los motivos del nacionalismo radical vasco para hacer algo así, pero se trataría de saber cómo cursaban esos argumentos en su mente, si encontraban resistencia alguna, el modo como dejaban a un lado cualquier sistema de valores conocido, la forma en que el absolutismo nacionalista se imponía a cualquier otra consideración. Porque, atención, estamos hablando de eso, de absolutismo nacionalista, de relegación a tema secundario de cualquier otro asunto que no sea la construcción de una patria. Una cuestión que, por desdicha, sigue viva en su fondo, y es la verdadera cuestión.