Mi padre siempre creyó que el clima caliente bajaba la moral. En el verano a mi hermana y a mí no nos permitían salir de casa. Pensaba que los aldeanos serían innecesariamente provocados.

-¿Qué dices Cecilia? ¿El clima cálido hace que te comportes mal? Por Dios, te estás sonrojando.

- Hace calor, eso es todo».

Es la respuesta que Briony Tallis le da a su hermana mayor en unos de los espléndidos diálogos estructurados en la prodigiosa novela Expiación, del británico Ian McEwan, donde el autor desarrolla la técnica literaria de la caja china: en una historia aparece otra similar pero más pequeña y dentro de ésta, otra más pequeña aún y así puede ser hasta el infinito; sin embargo, luego al cerrarse vuelve a la historia inicial.

Cielos despejados y máximas entre los 29 y 31 grados se esperan para las primeras jornadas de la Feria de Málaga. Sí, el calor, invitado connatural a esta celebración, será de nuevo el protagonista inherente. No sé si debido a estas temperaturas tan cálidas se les va a bajar la honestidad a más de uno y procedan de forma desalmada en estos días de alborozo, jarana y bullicio, fracturando la esencia del reencuentro.

Está claro que estos festejos se configuran como una inmensa arca chinesca donde cientos de historias se entrecruzan y en la que el narrador, el testigo, es el personaje esencial para que el desarrollo de los mismos sea el deseado, el óptimo, esto es, sin presencia de manadas de la sinrazón; él establece el adecuado ambiente y la seguridad del mismo. Al cierre de esta caja china elaborada con madero malagueño, espero volver a la feria inicial ¿Se acuerdan? Disfrútenla sin mucha barahúnda.